“El significado de un cambio de gobierno inesperado, pero necesario”, por Alfredo Liébana Collado.

Alfredo Liébana Collado.

La política española lleva infectada por un desbocamiento de una derecha que no ha aceptado el resultado de las urnas, y de un nacionalismo catalán que lleva inmerso en su mundo soñado de una Arcadia, para ellos feliz y que nunca existió realmente, si se molestaran en hacer un mínimo estudio riguroso. Por lo tanto la discusión sobre la legitimidad es la clave de todos los problemas. La Constitución es el acuerdo entre todos que pone los límites sobre lo legal y lo ilegal. Generaciones anteriores de políticos llegaron a esa solución, que fue realizado en unas circunstancias especiales, cierto, pero como todas las Constituciones, fruto de un momento histórico.

Los gobiernos son un resultado final de unas mayorías electorales y de las relaciones de fuerza entre todos los actores. Negar permanentemente la legitimidad de los actores encargados para formarlos es un acto antidemocrático impertinente. Decir estas obviedades es imprescindible, cuando hay fuerzas políticas que repiten sus discursos machaconamente en el ánimo de hacer de la verdad, una mentira.

Nos puede parecer detestable a unos ciudadanos o a otros, el discurso o los orígenes de una formación política, pero mientras no realicen un acto ilegal pueden expresar lo que estimen oportuno. Hay que recordar que venimos históricamente de una situación donde había un régimen cuya legitimidad era un golpe de Estado fascista, que fue luego disfrazándose para adaptarse a las circunstancias internacionales. Algunos actores se sienten todavía cómodos en esas referencias y no dejan de intentar deslegitimar al resto cuando no les caen simpáticos o son el resultado de sucesivas adaptaciones para integrar a sectores sociales que no se reconocieron inicialmente en la Constitución o quieren un desarrollo que no es actualmente posible sin un acuerdo colectivo.

Un gobierno en democracia es fruto de una mayoría parlamentaria, en España es actualmente de coalición, en este caso la reforma ha afectado a una parte de los dos socios, algo extraño ciertamente, porque si hay un proyecto global debería haber afectado al conjunto más allá de lo formal en uno de ellos, pero cada partido es libre de entender su momento, de hecho hubo  dos salidas, una de uno de los actores a petición del socio minoritario y otra a petición del mayoritario ambos por circunstancias electorales en Madrid y en Cataluña respectivamente.

Quienes salen, quienes entran ahora, que políticas se cambian de ministerio y porqué. Mucho se ha escrito en estos días, aquí sólo cabe hacer un análisis estratégico, intuir sus razones y desearle suerte en beneficio de los ciudadanos.

El momento es el adecuado, no hay duda, después del desinfle del suflé sobre los indultos, apuesta arriesgada, pero probablemente inevitable ante un conflicto enquistado en Cataluña, que las urnas no han resuelto, pero que permite en el juego democrático ir orientando hacia algo menos irritante que el permanente diálogo de besugos.

Hay apuestas claras en el nuevo gobierno y otras que se intuyen: la apuesta principal la gestión esencial del control de los recursos que quedan en manos del mismo núcleo duro: Economía y Hacienda, aunque existan cambios nominales e intercambios entre las competencias de los ministros que permanecen. El cambio en Exteriores por el conflicto con Marruecos que debe orientarse de nuevo más discretamente y sin torpezas, un diplomático discreto es una buena respuesta. Hay un cambio sustancial en Transportes con la salida de Ábalos y que salpica al partido por su doble responsabilidad en un ministerio con tanto presupuesto, tan estratégico, y en un momento tan cercano al próximo congreso. Los equilibrios regionales han sido respetados y la posición en el tablero de los mismos muy acertada para frenar las heridas provocadas en los sucesivos procesos de primarias, método de definir mayorías, cuestionado por algunos, cada vez más, por lo traumático de sus consecuencias. En España se mimetizan, con excesiva alegría, los métodos importados contrarios a nuestras tradiciones.

Además se valoran algunos trabajos de personal asesor con discreción que se les pasa a primera línea, en el ánimo de encontrar nuevos equilibrios entre lo que hay que hacer y lo que se puede presentar a la opinión pública en un momento determinado. El peso de las mujeres jóvenes parece algo exagerado en busca de romper límites en la imagen y ganar titulares, esperamos que se compensen con los colaboradores con la experiencia adecuada. El cambio en cultura y deportes a un buen comunicador es desde luego un acierto, aunque no sea experto en la materia, además libera de obsesiones a la política territorial, España es un mosaico complejo que requiere templar todas las gaitas. Justicia será llevado por alguien que ajuste las pasiones de los socios en su protagonismo sobre las distorsiones de género en nuestra legislación. Las infraestructuras serán llevadas por alguien que conoce bien las necesidades del corredor mediterráneo y frene los excesos nacionalistas. En Educación la deriva autonómica en los excesos lingüísticos por una aragonesa de una región eje y conocedor fundamental de las consecuencias de alguno de los problemas creados. Valencia es otra zona de España de una gran vitalidad en Ciencia sobre todo en el sector privado y con mucha vocación internacional, poner a alguien con cercanía es en principio otro acierto.

En definitiva sólo cabe desear suerte en la apuesta.

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