El polvorín boliviano

El polvorín boliviano

El pasado jueves en La Paz tuvo lugar una manifestación de miles de seguidores de Evo Morales, ex presidente de Bolivia, con la intención de condenar la muerte de casi diez personas en el operativo militar y policial que llevó a cabo el desbloqueo de la planta de hidrocarburos de Senkata.

“Yo no soy de ningún partido. He venido como madre, por el dolor de las madres que han perdido a sus hijos”, ha manifestado Roberta Cruz, vecina de El Alto, ciudad cercana a La Paz y al lugar donde está situada la planta.

La manifestación recorrió unos 20 kilómetros, que es la distancia que separa la planta de hidrocarburos de La Paz, llevando incluso algunos de los ataúdes donde estaban los cuerpos de los fallecidos.

Sobre uno de esos ataúdes había sido colocada la bandera de Bolivia y, en otro de ellos, la bandera multicolor en representación de todos los pueblos indígenas bolivianos. Los manifestantes gritaban “asesinos”, a la vez que entraban en La Paz.

Llegados a la capital intentaron entrar con tres de los ataúdes en la Plaza Murillo, donde está la sede del Ejecutivo de Bolivia, el Palacio Quemado, lugar desde donde dirige los operativos el Gobierno de Jeanine Áñez, autoproclamada presidenta.

Un fuerte contingente militar y policial se hallaba esperando a los manifestantes. Éstos pusieron uno de los féretros encima de una tanqueta del Ejército e intentaron avanzar hacia la plaza, pero les fue imposible ese avance puesto que los antidisturbios empezaron a lanzar gases lacrimógenos.

Por unos momentos, dos de los ataúdes quedaron en el suelo una vez que los manifestantes empezaron a correr. Tras ello, los familiares de los fallecidos los llevaron a la Plaza San Francisco y, desde allí, fueron trasladados a El Alto.

“Queremos justicia. Ni siquiera han respetado a nuestros muertos. Al piso los han botado”, dijo Irma Mamani, campesina aimara que participó en la manifestación. Los afines a Morales intentaron continuar las protestas en la Plaza San Francisco, sin embargo, los gases lacrimógenos lanzados por el operativo militar y policial se lo impidieron.

“¿Por qué da Áñez orden de que nos maten? Ahora nos han matado en Senkata, y nos quieren matar aquí en La Paz”, manifestó Karina Choque, vecina de El Alto. “Queremos justicia. Queremos que Áñez se vaya. ¿Dónde están los derechos humanos para nosotros? Ahora ni a los muertos respetan”, dijo Choque a la vez que los afines al ex presidente coreaban “Áñez se va, la paz volverá”.

A su vez, Evo Morales ha denunciado que el “gobierno de facto de Áñez” no respeta a los muertos en sus ataúdes, ni perdonar a sus familiares, mujeres y niños que marchaban pacíficamente por el respeto a la vida y a la democracia”. “Condenamos la violencia que se ejerce contra nuestros hermanos y hermanas.”, ha trasladado en su cuenta de Twitter.

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