El Índice de Paz Mundial, bajo mínimos

El Índice de Paz Mundial, bajo mínimos

Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Irak y Somalia, a la cabeza de la lista negra.
El Instituto para la Economía y la Paz difundió ayer el Índice de Paz Global, GPI, que se encuentra en el punto más bajo de pacifismo de la última década debido a las tensiones, los conflictos y las crisis que continúan abiertas. Así, los conflictos armados y entre estados, el incremento del terrorismo político y el poco compromiso con la paz de la ONU pesan sobre las perspectivas de paz y han agravado la caída gradual y sostenida de la estabilidad mundial. En el lado opuesto, Islandia, Nueva Zelanda, Austria, Portugal y Dinamarca destacan como los países más pacíficos del último año.
23 indicadores cualitativos y cuantitativos en tres bloques sirven para elaborar el GPI. El trío de grandes áreas son conflicto en curso, seguridad y vigilancia y militarización. 92 países empeoraron y 71 mejorado sus valores entre 2016 y 2017, lo que supone el peor resultado del último cuatrienio, y en los últimos 10 años, tanto Europa como Norteamérica se han vuelto más beligerantes. De hecho, 23 de los 36 países europeos analizados han empeorado sus valores, entre ellos España, que se convierte en el primer país de Europa Occidental que experimenta una de los cinco mayores caídas al perder diez puestos debido a las tensiones políticas internas y al aumento en el impacto del terrorismo. Estados Unidos también experimenta una nueva caída debido a la creciente inestabilidad política y a pesar de las reducciones en el impacto del terrorismo y la militarización. El país norteamericano pasa a ser ahora uno de los siete miembros del G20 entre los 50 países menos pacíficos del mundo, igual que México, Sudáfrica, Arabia Saudí, India, Turquía y Rusia.

Crisis de los refugiados
Por primera vez en la historia moderna los refugiados suponen casi el 1% de la población global. Esto se explica por la prolongación de los conflictos existentes y que no se frena. Para Steve Killelea, presidente ejecutivo del Instituto para la Economía y la Paz, subraya que ha habido progresos durante la última década “en muchos frentes, pero alcanzar una mejor paz del mundo sigue siendo difícil de alcanzar” porque “es mucho más complejo construir la paz que destruirla”. “Esto explica en parte por qué los países al final del índice”, advierte Killelea, “siguen atrapados en conflictos prolongados. Los conflictos en curso, como los de Siria, Yemen, Libia y Afganistán, en la última década, contribuyeron a un aumento significativo en las muertes en combate, una población de refugiados emergentes y un aumento en el terrorismo”. Los datos son demoledores: la cifra de muertos en combate se ha incrementado un 264% respecto a hace diez años.
Cabe destacar que el PIB ha crecido en aquellos países que han mejorado su índice de paz y fue siete veces más alto que el de aquellos que empeoraron. Killelea destaca que esa es una de las ventajas económicas de la paz. Así, entre los datos que ofrece el Índice hay que subrayar que el impacto económico de la violencia ha crecido hasta situarse en los 14,8 billones de dólares en 2017, el 12,4% del PIB mundial, después de que aumentan a 2% durante 2017 debido al crecimiento del coste de los gastos de conflicto y la seguridad interna, siendo China, Rusia y Sudáfrica los países que experimentaron las mayores subidas. Igualmente, en los países con poca paz la tasa de inflación es casi tres veces mayor, las tasas de interés son más del doble y la inversión directa extranjera no llega al 50%. Paradójicamente, según el estudio del Instituto para la Economía y la Paz, el indicador que más mejora en 2017 es el gasto militar respecto al PIB, siendo 88 países los que gastan menos y 44 los que gastan más, cayendo la media del gasto militar en la última década y siendo 102 los países que han recortado presupuestos para Defensa. Killelea señala que “si revisamos los beneficios económicos de la paz en la última década, los países que mejoraron en paz tuvieron tasas de crecimiento del PIB de casi siete veces mayores que los países que empeoraron en paz. Estas cifras son destacables y reflejan los beneficios económicos de la paz”.

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