Nos llegan por redes sociales mensajes de quienes piden un ERTE para los miembros del Congreso de los Diputados o que amenazan con exigir responsabilidades penales al Gobierno de España, pero no piden un ERTE para los curas que no dan misa, pero que están atendiendo a sus feligreses por teléfono o redes sociales, no piden un ERTE para Leo Messi y el resto de deportistas que tampoco van a trabajar a su club, pero que siguen entrenando en casa o tampoco piden un ERTE para las decenas de miles de empleados públicos que no pueden ir a su puesto de trabajo contra su voluntad. Posiblemente, algunos de estos mensajes se escriban desde las segundas residencias en la playa.
Estos “carroña virus”, auténticos antisistema democrático y autoritaristas de libro, que escriben o difunden estos mensajes, atacan a los políticos de todos los colores, porque no les ven sentados en el Congreso de los Diputados e intentan hacer pensar a la ciudadanía, que todos esos miles de políticos españoles desde concejales de pueblo hasta diputados y senadores, están cruzados de brazos en su casa o se han ido a Marbella a pasar el aislamiento. Yo veo como los políticos en ejercicio institucional que conozco, siguen trabajando desde sus casas, alcaldes y concejales coordinando labores de desinfección o servicios sociales en sus pueblos, senadores teletrabajando y en contacto con la realidad de sus territorios… aunque no salgan en televisión. No me refiero a la oposición política, que hace lo que cree que debe de hacer y que también será evaluada cuando todo esto pase. Me refiero a esos terroristas de las fakenews y la desinformación social, a esos que yo llamo “carroña virus”.
Ya sea por ignorancia o por ideología anarquista o fascista, atacar al colectivo de los políticos de España, es atacar a la soberanía del pueblo español que democráticamente los ha elegido para que durante su mandato, gestionen el espacio público de todos y de todas… en las duras y en las maduras.
Estamos viviendo una situación inédita en la historia de la humanidad, puesto que el escenario del siglo XXI no es igual a las pandemias anteriores. Una situación que está sacando de la mayoría la solidaridad con los enfermos, los ancianos, los débiles y con quienes están luchando en primera línea… sanitarios, fuerzas de seguridad, sector de la alimentación, suministro y miles de voluntarios y voluntarias. Muchos que nunca van a votar, están descubriendo la importancia de defender la sanidad pública para sus vidas y que la caridad de algunos ricos o el esfuerzo altruista de muchas empresas en estos momentos, no pueden suplir la solidaridad de toda la sociedad y la defensa del Estado del Bienestar día a día. Caridad es dar lo que te sobra y solidaridad en compartir lo que tienes.
Pero también nos está demostrando que en cualquier situación, incluso de amenaza global contra la humanidad, existen personas que carecen de la inteligencia o el corazón necesarios para pensar en el bien común y respetar el sistema. Estos “carroña virus” también son una amenaza para la convivencia y el progreso democrático de la humanidad y lo mejor que podemos hacer para no infectarnos, es aislarlos y alejarnos de ellos.