El caos se apodera de Reino Unido tras la decisión de la Cámara de los Comunes de aplazar la votación del Brexit

El caos se apodera del Reino Unido tras la decisión de la Cámara de los Comunes de aplazar la votación del Brexit

El asunto del Brexit se revuelve en Reino Unido después de que este sábado se celebrara un Pleno extraordinario en la Cámara de los Comunes. En él se debería haber ratificado o rechazado el acuerdo de divorcio alcanzado el pasado jueves.

En cambio, lo que se aprobó fue una enmienda presentada por el ex conservador Oliver Letwin por la que el Parlamento británico deberá estudiar antes la propuesta de Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, y aprobar, si procede, la legislación necesaria para implementarla.

De facto, esto supone que Johnson ha tenido que pedir una nueva prórroga al Consejo Europeo y tiene que, a toda prisa, elaborar la nueva legislación. Esto es algo que en el plazo que queda hasta el 31 de octubre resulta del todo imposible tramitar.

Así las cosas, y aunque él no quería, el premier ha enviado tres cartas a Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. Una de ellas es, sin firma alguna, la solicitud en sí de la extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa.

Otra es la remitida por Tim Barrow, embajador británico ante la Unión Europea, a modo de presentación de la otra. Una tercera es una especie de manifiesto de puño y letra del primer ministro en el que declara que la prórroga “dañaría” los intereses de su país.

En la misiva dice que “lo he dejado claro desde que me convertí en primer ministro y lo he dejado claro nuevamente al Parlamento hoy; desde mi punto de vista y desde la posición del Gobierno, una prórroga dañaría los intereses de Reino Unido y de los socios de la Unión Europea, y las relaciones entre nosotros”.

Admite que “prefería un resultado diferente” en la votación del sábado y ha mostrado su firme voluntad de llevar a cabo los cambios legislativos para que la salida de Reino Unido de la UE sea efectiva el 31 de octubre. A todas luces, con el calendario en la mano, es imposible.

Así lo concretaba en la misiva dirigida a Tusk: “El Gobierno seguirá adelante con la ratificación e introducirá lo necesario en la legislación a principios de la próxima semana. Sigo convencido de que completaremos el proceso el 31 de octubre”.

En consecuencia, también pide el “apoyo” del presidente del Consejo Europeo y de los líderes de los otros 27 Estados miembro, a los que insta a que hagan un llamamiento a los parlamentarios británicos para que voten a favor de la última versión del Tratado de Salida. El lunes, de hecho, se sabrá.

A pesar de hay un consenso general entre los Veintisiete de que hay que conceder las prórrogas necesarias para evitar una retirada caótica, también han dejado claro que éstas deben obedecer a razones claras, como un cambio político drástico, como una convocatoria de elecciones, o un segundo referéndum. Nada de seguir mareando la perdiz.

“Le voy a decir a la UE lo que le he dicho a los británicos los 88 días que llevo como primer ministro: una nueva prórroga no es la solución”, reza la misiva. A lo que añade: “Es bastante posible que nuestros amigos de la Unión Europea rechacen la petición del Parlamento para una nueva prórroga o que no tomen una decisión rápidamente”.

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