“El calentamiento del planeta multiplica la producción agrícola de Rusia”, por Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas.

Francisco Villanueva Navas · @FranciscoVill87. Economista y periodista financiero.
No hay nunca mal que por bien no venga, el imperio ruso con enormes extensiones de terreno que antes era imposible cultivar, ahora se convierten en zonas explotables con rendimientos que pueden hacer crecer al sector agrícola un brutal 40% respecto a lo que venía siendo la media habitual. El agro ruso es el gran beneficiario del cambio climático con 140 millones de hectáreas cultivables ganadas en los últimos 15 años, la producción rusa puede crecer más de 40 por ciento en los próximos 10 años.

Rusia es la Nación más extensa del planeta, con una superficie de 17.4 millones de kilómetros cuadrados, ubicada en Europa y la otra en Asia, separadas por la Cordillera de los Urales, y al mismo tiempo, notablemente, es el país más favorecido por el cambio climático, o calentamiento de la atmósfera, que a través del debilitamiento, desaparición de las nieves que los cubrían han creado un adicional de 140 millones de hectáreas cultivables en los últimos 15 años.

Es sobre esta inmensa superficie recientemente convertida en tierra cultivable que el gobierno de Vladimir Putin ha convocado a la inversión privada, nacional e internacional, al tiempo que ha desarrollado sistemáticamente una estructura logística avanzada en los principales puertos del Mar Negro, especialmente en la Península de Crimea. Entre estas modernas instalaciones marítimas la más importante es el puerto de Zanubino, ubicado en el Pacífico, cerca de la frontera entre Rusia y China, y destinado a satisfacer el inmenso mercado de la República Popular, eje de la demanda mundial de agroalimentos, convertida hoy en la mayor aliada estratégica de la Federación Rusa a través del acuerdo entre el Presidente Xi Jinping y Vladimir Putin.

Rusia tiene un millón y medio de kilómetros cuadrados de tierra cultivable, y sus producciones más importantes son los cereales (trigo en primer lugar), el aceite de girasol, y el maíz. Además de los cereales y los aceites vegetales, la Federación Rusa también exporta cebada, carnes, productos lácteos y frutihortícolas.

Los 140 millones de hectáreas adicionales abiertos a la producción de los que Rusia se ha beneficiado como consecuencia del cambio climático, es solo comparable por su magnitud con los 94 millones de hectáreas de incremento en Brasil. Esto hace que los mercados para las exportaciones rusas se extiendan desde Europa a China, incluyendo Medio Oriente, los países petroleros del Golfo (Arabia Saudita en primer lugar), y el Norte de África.

Hay que agregar los ubicados en el Sur del Cáucaso, entre otros Turquía, Armenia, y Azerbaiyán. Esto hace que la FAO prevea ahora que la producción agroalimentaria rusa puede crecer más de 40% en los próximos 10 años, lo que significa que comparte este rasgo estratégico fundamental solo con otro gran país agroalimentario del mundo emergente, que es Brasil.

Hay que colocar esta extraordinaria expansión potencial de la producción agroalimentaria rusa en el contexto de una economía mundial en crecimiento en la etapa post pandemia; y que está experimentando la irrupción de un nuevo SuperCiclo de los commodities, como consecuencia de la fenomenal demanda china y asiática; en ella hay que colocar el hecho de que la demanda mundial de agroalimentos se duplica en los próximos 20 años.

Rusia coloca su producción en 120 países en el mundo; y en algunos de ellos, China en primer lugar, tiene una inmensa e inmediata posibilidad de expansión. Hay que advertir que la producción agroalimentaria rusa en un sentido estricto es una novedad histórica de sólo 20 años de antigüedad, directamente atribuible a la visión estratégica del presidente Vladimir Putin.

La producción rusa de la etapa Putin es exactamente lo contrario del enorme fracaso que fue la producción de alimentos en el periodo soviético. En esa etapa, en el transcurso de la Guerra Fría, la Unión Soviética fue totalmente dependiente de las exportaciones norteamericanas. En 1963, la Unión Soviética compró 10.4 millones de toneladas de granos en el Medio Oeste norteamericano, que subieron a 23 millones en 1972, a 27 en 1978, a 31 millones en 1979; y en 1980, cuando el ejército rojo ocupó Afganistán, adquirió 43 millones de toneladas de granos de EE.UU, hasta llegar al récord histórico absoluto de 47 millones de toneladas en 1985, que fue cuando asumió el poder en el Kremlin Mijail Gorbachov, exactamente 6 años antes de que desapareciera por implosión el Imperio Soviético, fundado por Lenin 7 décadas y medio atrás.

Rusia se ha convertido ahora en la principal exportadora mundial de trigo, por encima de EE.UU y Unión Europea con 39 millones de toneladas vendidas en más de 120 países, sobre la base de una producción de 83 millones de toneladas, que es la tercera del mundo, después de India y China.

1 thoughts on ““El calentamiento del planeta multiplica la producción agrícola de Rusia”, por Francisco Villanueva Navas.”

  1. ¿Os imagináis lo que podríamos hacer en este planeta si la gente en vez de matarse unos a otros en guerras, y auto-destruirse con tanta droga legal e ilegal se pusiera de una vez por todas las pilas y optara por cuidar el medio natural empezando por cuidarse ellos mismos? Al decir esto no hablo de emperifollarse y tatuarse hasta parecer otra especie distinta de la humana, sino de comer adecuadamente, evitar-por medio de leyes- que las cadenas alimenticias produzcan tantos venenos para la salud, bombas retardadas para el corazón y los órganos internos todos, y cultivar un poco la conciencia y el sentido común. Hay que enseñar a educar a los educadores desde primaria y esto no se hace; para muchos maestros la cerrera es el medio para tener una vida decente en lo personal y en lo familiar, pero no tienen ni idea de lo que es educar; y de dar buen ejemplo a los alumnos tampoco. Como muchos padres, entre los que me incluyo, porque llevo casi toda mi vida auto-educándome para ser un buen ejemplo para mis hijos pero me faltan los referentes, los conocimientos y las capacidades educativas que nunca pude atesorar. Tal vez esto sea porque las capacidades innatas para la educación no son iguales en todos los humanos. Pero bueno que sí, que no hay mal que por bien no venga, como dice Francisco Villanueva, pero tengo mis dudas de que una Rusia más rica vaya a ser una Rusia mejor; no con Putin. No con el nacionalismo ruso lastrando la locomotora del progreso.

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