Editorial “Una derecha sin ideas”

Como siempre en la derecha española priman los personalismos. Cospedal contra Sáenz de Santamaría, Santamaría contra Cospedal. Gil Robles o Calvo Sotelo, Manuel Fraga o Herrero de Miñón. Personalismos sin un rumbo claro de hacia dónde se quiere ir.
En realidad es una ventaja para el país que en el PP, junto con Ciudadanos, se aglutinen todas las fuerzas a la derecha de la izquierda. Ahí conviven tardoliberales, conservadores, demócratacristianos, ultraderechistas. Una mezcla de todo que puede acabar con un salón del oeste en pleno ok corral congresual.
Los conservadores españoles siguen teniendo el mismo defecto: buscan un timonel sin ideas. Son perezosos, efectivamente, a debatir sobre las soluciones que necesita este país, porque su fin último no es otro que el de mantener los privilegios de los de siempre.
Entre tanto personalismo, con tanta ausencia de ideas, lejos queda la existencia de una derecha moderna que proponga soluciones, aún reaccionarias, para un país que necesita una oposición fuerte para que el gobierno sea capaz, cada día más, de hacer músculo.

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