Editorial “¿Qué Europa queremos?”

Parece evidente que la Europa de las naciones se ha impuesto sobre la unidad soñada. Naciones cuyos gobiernos son tan dispares que convierten a la Unión Europea en un cúmulo de contradicciones cuando no de despropósitos.
La ultraderecha europea gobierna en países tan importantes como Italia, Austria o Hungría. Naciones cuyos gobiernos desprecian, insultan y expulsan a los venidos de otras tierras en busca de paz, huyendo de la guerra, o en busca de pan, huyendo del hambre.
Las fuerzas europeístas, democráticas y humanistas, los que conformaron una UE que comenzó a soñarse desde antes de la firma del Tratado de Roma, no logran imponer sus criterios mientras contemplan cómo se deshace una unión que tantos esfuerzos y sueños tuvo.
Es hora, como hace el Gobierno de España, coordinados con el Gobierno de Francia, entre otros, que se imponga el sentido común. Europa es defensora de tender abiertos los brazos a la cooperación y al acogimiento. Defensora del libre comercio y de la libertad.
O Europa coloca al ser humano por delante de los intereses nacionales, o dejará de ser un continente libre.

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