Editorial “Financiación”

El modelo de financiación autonómica tiene que tener varios principios básicos a los que responder. Uno de ellos es la voluntad política de llevarlo a cabo. Un Presidente del Gobierno perezoso no puede dedicarse a algo tan sofisticado.
La suficiencia, empero, sería el otro gran principio. Ingresos y transferencias que consigan cubrir los gastos medidos de las comunidades autónomas: la sanidad pública, la educación pública, los servicios sociales, entre otros.
Teniendo en cuenta, eso sí, la igualdad de derechos y deberes de todos los ciudadanos, no sólo ante la ley, sino también en la capacidad de disfrutar de los bienes y servicios públicos. Lograr que un ciudadano pueda tener similares prestaciones viva donde viva. Y que pueda haber mecanismos de compensación que alienten el desarrollo de aquellos lugares que merezcan apoyo público.
Pero volvemos al inicio. Demasiado sofisticado para Mariano Rajoy. Un modelo de financiación que le queda grande a un partido político conservador que nunca, jamás, lo entendió.

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