Editorial “Explotación y precariedad”

Acierta el presidente del Gobierno cuando propone un plan de lucha contra la explotación laboral. Es consciente el jefe del Ejecutivo de estar en un país en el que los abusos laborales sobrepasan el límite, muchos casos, de la explotación laboral.
Para empezar, los nueve de cada diez nuevos contratos que se firman son precarios. Se dirá que estos nuevos contratos son simplemente temporales, pero ciertamente se utilizan para uso y disfrute de las cuentas de explotación de las empresas. Compañías que encadenan contratos sucesivamente de forma ilegal abusando sistemáticamente de los trabajadores.
Por no citar el caso de tantos que no están dados de alta y que trabajan fuera de toda legalidad. Especialmente los migrantes, de los que se aprovechan los empresarios sin escrúpulos que buscan en los costes laborales bajos una salida a su falta de imaginación, a su escasa capacidad innovadora y a su deforme presencia en el mercado.
Por no citar otros casos de desigualdad como la de género. O los abusos a los becarios, a los estudiantes, a los trabajadores en suma.

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