Editorial “Estorbo”

Decía Séneca que a quien va de prisa se le hace grande un pequeño estorbo. Y Cataluña tiene prisa por seguir aumentando su prosperidad, ensanchando sus libertades y promoviendo la igualdad de sus habitantes.
Y nada de esto es posible sin un Parlament que legisle y nombre un Govern que gobierne. Porque sin gobierno no se avanza. Y, lo que es peor, la inestabilidad es el denominador común al que nos han abocado los independentistas.
Puigdemont quiere sobrevivir políticamente a un procés que debería habérsele llevado por delante hace tiempo. La condición humana es pequeña y su situación personal pesa enormemente en sus decisiones.
Pero sólo un irresponsable puede llevar a protagonizar la mayor parálisis de Cataluña desde Guifré el Pilós por anteponer su situación privada a la prosperidad colectiva. De ahí que Puigdemont alargue el proceso proponiendo candidatos imposibles.
Por ese mismo motivo se empecina en la vía unilateral e ilegal. Se justifica como el baluarte de todas las soluciones cuando en realidad, como ha dejado caer el PSC, es el principal estorbo político en estos momentos de Cataluña y de España.

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