Dialogar con Cataluña para defender los derechos de siete millones y medio de catalanes. Sus distintas sensibilidades, su diversidad, sus diferentes orígenes, sus opiniones plurales.
Si el presidente legítimo de la Generalitat es Quim Torra, guste o no, el Gobierno de la Nación debe abrir una vía de diálogo con un ejecutivo que debe representar a todos y cada uno de los catalanes. A diferencia del anterior gabinete, sordo e inmóvil, ajeno a los problemas, incapaz de aportar soluciones.
Hace bien el gobierno de Sánchez de promover un diálogo imprescindible. Volver en suma a la normalidad, destensar las posiciones, buscar soluciones políticas a problemas políticos. Porque, aunque no interese a aquellos que se benefician de la escalada de exabruptos, interesa a España.
Y es que de la tensión se han alimentado los unos y los otros. Los separatistas de allí y los separadores de aquí. Las dos derechas, la periférica y la nacional, siempre audaces en hacerse usufructuarios de los mitos para sacudir el árbol y recoger los frutos que caen a costa de la patria, la democracia y la paciencia.
Editorial “Diálogo con Cataluña”
