Ayer se vivió uno de los episodios más tristes de la historia del Congreso de los Diputados. La utilización demagógica del dolor. El uso público de los sentimientos para ganar un puñado de votos.
El Partido Popular multiplicó su virulencia y agresividad impostada convirtiendo el Parlamento en un patio de colegio. Sin preguntarse por qué se ha tenido que recurrir al Tribunal Constitucional la prisión preventiva revisable. O por qué el Consejo de Estado ha señalado que la norma es innecesaria.
El Derecho Penal español es uno de los más duros de Europa. Más de cien catedráticos de Derecho Penal han argumentado profusamente contra una norma que no reduce el delito. Sobre todo cuando la tasa de criminalidad española, 0,85 homicidios por cada 100.000 habitantes, es de las más bajas de Europa.
Lo que no es tolerable es no hablar en sede parlamentaria de estos datos. Lo que resulta intolerable es hacer del dolor un discurso interesado. O, como Ciudadanos, cambiar de opinión en el último momento.
Editorial “Demagogia intolerable”
