Editorial: «Anna Gabriel»

No tendrá reproche jurídico Gabriel por Llarena, suponemos, sino por la democracia. Es llamativo que una minoría de diputados, siendo uno de los últimos grupos parlamentarios con menos respaldo, imponga gobiernos, violente las normas o aplaste a la mayoría de los votantes.
Defenderemos desde este periódico la libertad de todos aquellos que, perteneciendo como ella al movimiento Endavant, defienden la independencia de Cataluña, por muy contraria que sea a la línea editorial de este medio.
Tiene derecho Anna Gabriel, hija de mineros de Huelva por parte de padre y de mineros de Murcia por parte de madre, a ser la más catalanista del mundo, no por sangre y genes, sino por convencimiento propio en defensa de su singular opinión.
Ya despuntaba maneras con la fe del converso cuando era concejala del Ayuntamiento de Sallent. Conoce la ley, las normas, las funciones de los altos funcionarios al servicio de los representantes. Por eso su bloqueo y coacción contra la voluntad de la mayoría de los catalanes que votaron contra el independentismo, tiene el delito de lesa democracia.
Deseamos lo mejor judicialmente a Gabriel. Es difícil que tenga un reproche jurídico por ejercer la libertad de opinión y la libertad de voto. Pero los argumentos para el reproche político los tiene todos.
Otros siguen en la mina trabajando por la democracia y por la libertad.

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