“Doctor Garrido, un recuerdo necesario”, por Nico Ferrando.

Nico Ferrando

 

Dentro de una semana, el 21 de abril de 2021, se cumple 1 año del fallecimiento del Doctor Manuel Garrido Fernández, mi excepcional médico. Me ha costado mucho no volverle a ver y mi agradecimiento es infinito hacia su persona, donde quiera que esté, porque me acompañó en momentos que mi salud se tambaleó y se resquebrajó sin remedio. Y eso no se olvida fácilmente. Manolo convirtió mis preocupaciones en sus preocupaciones y me hizo sentir seguro. Fue alguien fundamental para poder curarme y para poder escribir estas líneas.

Estas palabras sólo quieren honrar su memoria ya que la herida por su pérdida no está cerrada. Al contrario, aún está a flor de piel y todavía sangra. No sé cuándo podré reponerme del tremendo golpe que significó su fallecimiento. Todavía todos los miércoles tengo el ademán de ir al ambulatorio de la calle Alameda y lloro por no poder escuchar su voz serena y pausada, el primer medicamento efectivo y sanador que recibíamos todos los pacientes al entrar a su consulta. De hecho, me he cambiado de centro de salud primaria porque no soporto pasar por esa fachada donde aún hay flores y anotaciones que le recuerdan.

A lo largo de este año he podido conocer de primera mano muchísimos testimonios de su impresionante labor en los pacientes que atendía que han quedado recogidos por su familia en la web www.manuelgarrido.org Considero que es un excepcional legado para sus dos hijos pequeños, que tienen que saber de primera mano cómo fue su padre.

Días después de su deceso, recibí una carta del Concejal-Presidente de los distritos de Centro y de Salamanca, José Fernández Sánchez. En ella afirmaba ser conocedor del prestigio del Doctor Manuel Garrido y se comprometía a estudiar mi propuesta de que tenga un lugar en el distrito ya sea en forma de calle, plaza, placa u otro elemento. Le agradezco, sinceramente, que haya tenido el detalle de enviarme dicha misiva. Fue un bálsamo en medio de tanto dolor. Después, hemos tenido oportunidad de hablar de la mejor manera de homenajearle, que -estoy seguro- pronto llegará.

Le he dedicado, dentro de mi labor como editor de libros, dos libros que he publicado en el año 2020, junto al Ayuntamiento de Madrid, Arganzuela 50 Aniversario y Barrio de Salamanca. Éste último, prologado por el propio José Fernández Sánchez, que le menciona y reconoce su inmenso prestigio.

La  AAVV Sol y Barrio de Las Letras, a la que pertenezco, también prepara un homenaje que va a consistir en un homenaje musical, con flores y velas, siempre respetando las restricciones que impone la actual pandemia. Todos los actos que se hagan en su memoria serán pocos porque el Doctor Garrido no era sólo el médico del Barrio de las Letras. Era toda la Humanidad en su conjunto puesta en una sola pieza humana facultativa y con un corazón que difícilmente le cabía en el pecho. El Doctor Garrido era un hombre bueno. Una persona íntegra. Se jugó la vida y se le llevó el destino. Porque Manuel no ha muerto, sigue vivo en el recuerdo, en la mente y en el corazón de sus pacientes.

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