Hoy se celebra el Día de la Hispanidad, una festividad que tiene apenas 102 años, a pesar de que conmemore un acontecimiento de hace más de 500: la llegada de Cristóbal Colón a América, aunque él no supiera que era un nuevo continente.
Este año, esta fiesta se celebra en circunstancias muy distintas que en las ocasiones anteriores, más aún en democracia. No sólo por la epidemia de coronavirus, que ahora se recrudece en una segunda oleada. También por la tensa situación y división política.
Esa discusión de la clase política enturbia este Día de la Hispanidad, que debería ser motivo de unión y reunión. Pero la tensión, lejos de rebajarse, aumenta. La reciente declaración del estado de alarma pone más distancia entre las fuerzas políticas.
Tal vez esos representantes de los ciudadanos en los Parlamentos tendrían que echar la vista a la historia española y aprender de lo que representó y representa esta festividad. Un día que no sólo se celebra en España, sino en la mayoría de los países hispanohablantes e incluso en Estados Unidos.
Fue precisamente este país el que suscitó recelos en los países del sur de América comenzando a fomentarse entre estos últimos el espíritu de la unidad para enfrentarse al nuevo colonizador que venía del norte.
En nuestro país comenzó a tomar fuerza la idea de un día de la patria a medida que se iban perdiendo las colonias y la influencia como potencia mundial. Grandes rivales políticos como Cánovas del Castillo y Mateo Sagasta coincidían en lo idóneo de reconectar con los países surgidos tras la descolonización.
El sentimiento también fluía en sentido contrario y había que encontrar los puntos de unión, las coincidencias. El 12 de octubre concentraba todo y en 1892 se celebró por primera vez esta fiesta con motivo del cuarto centenario del descubrimiento de América.
La continuidad fue diferente en los años siguientes, a medida que en los países sudamericanos iba oficializándose con el nombre de Día de Colón. En la segunda década del siglo XX cobró fuerza el resurgir de la festividad, ahora bajo el nombre de la Fiesta de la Raza. Sin embargo, no sería hasta 1958 cuando adquirió la actual nomenclatura del Día de la Hispanidad.