Dirigentes del PP proponen a Vox crear una comisión conjunta para coordinarse electoralmente

Dirigentes del PP proponen a Vox crear una comisión conjunta para coordinarse electoralmente

La idea es liderar una derecha fragmentada pero con diarios comunes.
Con la vista ya puesta en próximas elecciones, el PP ha comenzado a cortejar a Vox con una doble intención: reeditar la coalición que desalojará en unos días a los socialistas del poder en Andalucía, y extrapolarla al resto de comunidades autónomas, y recuperar los votos huidos tanto a la formación de ultraderecha como a Ciudadanos. Para ello, necesita convertirse en el “pegamento”, como así se autodefinieron desde fuentes de la dirección nacional popular, entre el partido naranja y Santiago Abascal.

Ya José María Aznar y la Fundación FAES actuaron como Celestina al poco de conocerse los resultados electorales en Andalucía. Fruto de ello y de posteriores negociaciones y ofertas de Teodoro García Egea a Javier Ortega es la presencia con voz y voto de Vox en la Mesa del Parlamento andaluz. Tienen los mismos idearios y ahora tratan de coordinarse, utilizando a Aznar como un nexo de unión o árbitro cara a futuros acuerdos, para no pisarse entre ellos, al menos que la ultraderecha no lo haga, y, de paso, abrir una línea directa para arrancar algunos miles de votos que en su día huyeron.

Algunos del entorno de Pablo Casado ya resumieron que Andalucía sería el “laboratorio”, pero también advertían de que “si sale bien, podemos salir beneficiados, pero si sale mal, acabará perjudicándonos en las urnas”. Lo cierto es que el PP ambiciona el espectro electoral que hoy Vox está abarcando y busca cómo anexionárselo. Entretanto, es difícil disimular los propios colores cuando hay tanta semejanza con los del extremo.

Al otro lado, Ciudadanos no quiere ni oír hablar de Abascal, pero es consciente de que lo necesita, aunque no quiera que se le vincule. Mientras termina de decidirse en su discurso, mira de reojo al centro derecha y al centro izquierda, pero sin olvidar que una buena parte del electorado de su propio caladero ha marchado a explorar en el extremo de la derecha y corre el riesgo de dejar de tener influencia en ese espectro, a la vez que defiende con uñas y dientes los acuerdos alcanzados con los populares, celoso de que otro novio venga a cortejar a los azules.

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