Día de recuerdos y felicidad ¿para todos por igual?

Por Javier Payo Béjar.
La pasada noche fue veinticuatro de diciembre, día por excelencia de la unión de las familias y del recuerdo de los que no están entre nosotros.
Todos deberíamos poder tener la ocasión de acercarnos a las tumbas de nuestros difuntos para mostrar nuestro recuerdo y amor en estas fechas tan especiales, pero miles de padres, hermanos, hijos, maridos y mujeres no lo pueden hacer por la sin razón, la falta de humanidad y vergüenza de algunos nietos de los abuelos, que mataron o torturaron unos y no dotan de presupuesto a la Ley de memoria histórica otros.
Una ley socialista que contempla una base de justicia social que en nuestro país brilla por su ausencia en la época en la que vivimos con un gobierno totalmente injusto.
Lo más preocupante del incivico comportamiento de algunos, es contemplar cómo en una sociedad en la que vivimos, donde hacemos nuestros recuerdos en sepultura donde habitan los restos de los nuestros e incluso recuperamos los cuerpos en las tragedias que ocurren a lo largo y ancho del mundo, no sea así en las víctimas de la fratricida guerra civil española.
Miles de personas no tienen así como han perdido la posibilidad de saber, recuperar y enterrar los cuerpos de sus familiares, amigos o parejas por la sinrazón e inhumanidad del gobierno que no cree en las barbaries injustas realizadas por ambos lados de la contienda

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