Durante el multitudinario funeral de este martes por el general iraní Qasem Soleimani, una estampida ha causado la muerte de al menos 40 personas. Aunque no se ha dado una cifra oficial, Pir Husein Kolivand, responsable de los servicios médicos de emergencias de Irán, ha confirmado varias víctimas. Said Namak, ministro de Sanidad iraní, está supervisando la respuesta.
Ayer llegaban a Kermán, ciudad natal de Soleimani, los restos mortales del general, donde una multitud había sido convocada para mostrar su apoyo al régimen de los ayatolá tras varios días de disturbios, protestas y movilizaciones.
La gran cantidad de personas congregadas, según algunos, millones, algo imposible de constatar, ha forzado a aplazarse el sepelio por razones de seguridad.
En la concentración se han coreado gritos en contra de Estados Unidos y cientos de manifestantes portaban imágenes del general asesinado, pidiendo “venganza” contra Donald Trump y el país norteamericano.
Husein Salami, jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, ha avisado de que “obtendremos venganza y será tan dura que los estadounidenses lamentarán su acción”. Alí Jamenei, líder supremo iraní, ha anunciado el aumento del presupuesto para este cuerpo de seguridad.
Soleimani, que era el responsable de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, fue abatido la semana pasada durante una operación militar de Estados Unidos en Bagdad, capital de Irak, por orden de Trump, quien lo ha justificado con que con la muerte de general iraní se han evitado otros ataques.