La mayoría de los líderes de la Unión Europea se han mostrado contrarios a la ley homófoba que el Parlamento de Hungría aprobó recientemente. El tenso debate vivido ayer dejó claro a Viktor Orbán, primer ministro húngaro, que si no comparte los mismos valores debería plantearse abandonar la UE.
Alexander de Croo, jefe del Ejecutivo belga, ha desvelado que “el resto de países han sido críticos y han dicho de forma muy explícita: ‘si no aceptas los valores de Europa, probablemente no deberías ser parte de este club’“.
En ese sentido, añadió que su conclusión es que “Hungría ha estado bastante aislada en el debate”. Además, cree que es la primera vez que en el seno de la Unión se da una “confrontación como ésta”. Espera que “haga pensar a todos sobre que, cuando eres parte de un club, hay que aceptar las reglas del juego”.
Así, De Croo reveló que solo Polonia mostró su apoyo explícito al primer ministro de Hungría, y más veladamente, Eslovenia. Este último país ocupará la próxima presidencia rotatoria de la UE.
El resto de socios europeos le han dejado muy claro a Orbán que “no es aceptable” que dentro de la Unión haya leyes como las que ha aprobado el Parlamento húngaro.
Además, pusieron sobre la mesa el impacto que puede tener sobre la financiación la aplicación de tales violaciones de los principios y valores comunes. “Europa no es un cajero”, han advertido al primer ministro húngaro.
De Croo ha ilustrado el tono del debate diciendo que la UE “no se puede usar como un supermercado en el que eliges las cosas que te gustan y evitas las que no”.
El enfrentamiento ha sido de alta tensión con un Orbán muy débil en sus argumentaciones, provocando un rechazo casi unánime. La mayoría le han hecho notar que, si no comparte los principios de igualdad, no discriminación y defensa de los derechos fundamentales, “puede elegir” abandonar la Unión.
Mark Rutte, primer ministro de Países Bajos, ha ido más allá y antes de la cumbre manifestó que sentía “vergüenza” por sentarse en la misma mesa que Orbán.
Invitó al primer ministro de Hungría a “derogar” una ley que entra “en grave conflicto con los valores” de la Unión Europea.
“Deben entender que, o bien son miembros de la Unión y, por tanto, de la comunidad de valores que formamos, o bien están fuera”, opinó.
En la misma línea se pronunció António Costa, primer ministro portugués, quién recordó a Orbán que la UE no es un imperio. La entrada en el bloque comunitario, igual que su salida, es voluntaria, pero, si se está, dentro se deben cumplir las reglas comunes.
Cabe recordar que 17 de los 27 Estados miembros firmaron una carta denunciando las “amenazas” que atentan contra los derechos de la comunidad LGTBIQ.