Cumbre: mínimo acuerdo o Europa en el abismo

Cumbre: mínimo acuerdo o Europa en el abismo

Arrancó, a eso de las 21:30 de ayer, la cuarta jornada de la Cumbre sobre el Fondo de Recuperación con una consigna: un mínimo acuerdo. Con esa idea, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, se trabajó una propuesta que se acercaba más a las exigencias de los ‘frugales’. Pero también con el propósito de que fuera aceptable por quienes defienden la propuesta inicial.

Bajo el brazo, el belga presentaba un cuadro de nuevos compromisos tejidos alrededor de mantener los 750.000 millones de euros. Una dotación compuesta de 390.000 millones en transferencias directas y 360.000 millones en préstamos.

Los autodenominados ‘frugales’ (Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca) parecen dispuestos a asumir la nueva cifra de los subsidios directos. Al otro lado, España, Italia, Alemania y Francia, entre otros consideran que es el mínimo aceptable. De ahí, no bajan.

Al cierre de estas líneas, ni siquiera hay nada seguro. Aun aceptando todos ese mínimo acuerdo, quedan muchos detalles sobre los que discutir y que podrán conllevar tensas disputas. Más aún después de la tensa cena de la noche anterior en la que un nutrido grupo de socios acusaron a Holanda y Austria de intentar boicotear el Fondo.

Un mínimo acuerdo necesario

De alcanzarse el acuerdo en estos términos, será, eso, un mínimo acuerdo, ni siquiera un acuerdo de mínimos. Mínimo porque, sin menos de los 390.000 millones libres, las economías más golpeadas tendrían que recurrir a los préstamos y prácticamente lastrar sus economías, en cuanto a deuda, de por vida.

Detrás todo un paquete económico que Michel decidió, a instancias de Emmanuel Macron, presidente francés, presentar como un bloque único. El Fondo no va sin presupuestos 2021-2027, ni viceversa. Acertada decisión que deja cierto margen de maniobra a los más perjudicados.

Como telón al fondo, eso, los presupuestos, que han sufrido la ‘tijera’ de los ‘frugales’, con el buitre Mark Rutte holandés a la cabeza. La rebaja vino hasta los 1,074 billones de euros, algo por debajo de la inicial rebaja de 1,1 millones de la propuesta de la Comisión Europea.

Y no hay que dejar escapar un detalle de suculentas cifras: lo cheques de compensación. Por si no fuera poco, más de la mitad de los 52.000 de las ‘devoluciones’ a los que más aportan va a los cuatro ‘frugales’. La Holanda de Rutte se embolsa 13.000 millones. Ahí lo dejo.

Por suerte, el presidente belga del Consejo ha ido reconduciendo las propuestas y eludiendo las exigencias, de nuevo, de los ‘frugales’. Estas bestias negras ponen condiciones cercanas a la tortura para acceder a las ayudas directas.

Un Rutte debocado

Michel ha puesto firme en ese sentido al ya desmelenado Rutte, convertido en una suerte de Gran Hermano fiscalizador. Para evitar un bloqueo indefinido del acceso a los fondos como quería arrogarse la presunción del primer ministro holandés, Michel se ha sacado un as de la manga.

Con la fórmula del freno de emergencia que el ‘torturador’ camuflado en neoliberal usaría sin escrúpulo alguno, aunque su gobierno penda de un hilo casi todo el tiempo, podría seguir asfixiando a los países que más lo necesitan.

Michel, a través de su nuevo documento, obliga al Consejo Europeo a pronunciarse en tres meses a favor o en contra de las reformas que se propongan en cada país. Impide, de ese modo, la repugnante injerencia que el holandés pretendía en la soberanía de cada nación. Si de él dependiera, Europa quedaría al borde del abismo.

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