Apurando La penúltima, Quique San Francisco falleció a los 65 años de edad a causa de una neumonía necrotizante, una infección pulmonar rara. Ingresó en el Hospital Clínico de Madrid a principios de enero, en pleno temporal Filomena.
Al poco, tuvo que ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos. Contrariado por su hospitalización y su enfermedad, permaneció en el hospital y parecía que se había superado lo peor. Sin embargo, una bacteria lo complicó todo.
Actor, humorista, adicto, exadicto, siempre con una cerveza en la mano, nos hizo pasar momentos inolvidables y hoy la cultura llora su muerte. Joven, aunque estropeado, Quique San Francisco llegó a hablar de futuro durante su estancia en el centro hospitalario
Su espectáculo La penúltima nos da idea del carácter siempre divertido de este actor que pasó por adicciones que finalmente superaba. Siempre destilaba un humor ácido, canalla, de bar. Como un héroe alternativo al más puro estilo español.
Quique San Francisco comenzó en esto del teatro a los seis años y cuenta en su haber 70 películas, 40 obras de teatro e innumerables apariciones en televisión y bolos por doquier.
Fue uno de los primeros que se lanzó a hacer monólogos de humor, una fórmula que siguieron otros muchos y que ahora casi todos explotan con mayor o menor fortuna.
Fue consciente de las limitaciones que le provocó la droga y actuó en consecuencia aunque no quisiera. Su relación sentimental con Rosario Flores durante cuatro años así lo demuestra. Él mismo propició la ruptura.
Luego se rehabilitó, salió de su adicción a las drogas y no tuvo problema en relatar lo duro que fue para él. Es más, lo hizo sin tapujos, desnudando la realidad y su realidad.
Habló de cualquier asunto sin el menor temor. Hombre de firmes convicciones, despreciaba a los políticos y declaraba su amor a los libros y a las mujeres.
“Aunque tengo fama de bandarra saben que tengo más principios de lo que parece y le gusto a los jóvenes porque se han dado cuenta de que me entusiasman”, dijo en una entrevista para El País. DEP.