Cuatrocientos mil niños, al borde de la muerte en Kasai

Por desnutrición aguda severa en el sur de la República Democrática del Congo.
Según denuncia UNICEF, al menos 770.000 niños, la mitad menores de 5 años, padecen desnutrición aguda como efecto del conflicto que asoló el sur de la RDC desde mediados de 2016. De ellos, 400.000 corren el riesgo de morir. Además un 10% fallece antes de cumplir 5 años. Ya antes de que estallara la guerra, las cinco provincias de la región de Kasai estaban entre las más pobres de la República congoleña, a pesar de su estabilidad. Debido al conflicto, cientos de miles tuvieron que abandonar sus hogares y ahora, cuando parece que remite la violencia, muchos regresan a sus casas y las encuentran destruidas. A ello se une que muchas familias no han podido sembrar y cosechar sus tierras, lo que impacta en la alimentación de la población.
Así, según el Fondo de la ONU para la Infancia, alrededor de 3,8 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en la región, y de ellas, 2,3 millones son niños. Fatoumata Ndiaye, directora ejecutiva adjunta de UNICEF, destaca que “el conflicto y el desplazamiento siguen teniendo consecuencias devastadoras para los niños de Kasai”. “Miles de niños desplazados han estado durante meses sin acceso a servicios que necesitan, como atención sanitaria, agua potable y educación, y su bienestar se ha resentido de manera extraordinaria”. Las cosas parecen mejorar, pero para la directora ejecutiva del Fondo de la ONU “el Gobierno y los aliados humanitarios, con apoyo de la comunidad internacional, deben aumentar las intervenciones vitales para los niños antes de que sea demasiado tarde”.

Saqueos y ataques a escuelas
En el informe publicado por UNICEF Kasai: una crisis para los niños se evidencia que más de 200 centros de salud fueron saqueados, quemados o destruidos durante el conflicto. El efecto inmediato fue la interrupción de los calendarios de vacunación de los niños por lo que, ahora, empiezan a producirse brotes de cólera y sarampión. Además, según este informe, más de 400 escuelas fueron atacadas y utilizadas con fines militares, y 100 fueron destruidas, por lo que alrededor de 440.000 niños no pudieron terminar el curso en 2017. La agencia de la ONU, para tratar de paliar en parte esta situación, ha instalado y rehabilitado 314 aulas en la zona.
UNICEF también señala que miles de niños fueron reclutados y que el 60% de los milicianos en Kasai son menores. En ese sentido, la agencia de la ONU está trabajando en la reinserción familiar y en la escolarización de estos menores y han conseguido liberar a unos 1.700 de ellos, ofreciéndoles apoyo psicológico y otras ayudas. Las milicias, dice el informe, utilizan a los menores para combatir y asesinar o como escudos humanos, los más pequeños como porteadores, cocineros o tareas menores. A todos se les somete a un ritual por el que beben pociones alcohólicas, que en ocasiones tienen huesos humanos, y les hacen comer carne humana o insectos para adquirir poderes sobrenaturales que, les hacen creer, les protegerán durante el combate.

Se necesita una respuesta bien planificada
El informe también señala que “la actual situación en Kasai es una tormenta perfecta de pobreza, privación y conflicto para los niños más vulnerables, en especial aquellos que ahora están en riesgo de morir por la desnutrición”. La agencia de la ONU ha pedido 74 millones de euros para sus programas en la región en 2018. “Con una respuesta bien planificada y los fondos suficientes, tendrán mejores opciones de capear el temporal”, sostienen. “Tenemos la experiencia, tenemos el personal en el terreno y sabemos cómo resolver esto”, defiende Gianfranco Rotigliano, representante en funciones de UNICEF en la RDC, añadiendo que “ahora mismo, necesitamos más fondos para llegar a todos los niños que necesitan nuestra ayuda. Ahora que más niños están regresando a sus comunidades tras meses de desplazamiento, son más accesibles para recibir tratamiento y atención. Podemos salvar sus vidas y tenemos que hacerlo ahora”.