Se sabe que el sexo es, además de necesario, sano, pero en las mujeres resulta haber un factor más a considerar: retrasa la menopausia. Por lo general, el momento en que la mujer deja de ser fértil llega entre los 49 y los 52 años. Se agotan los oocitos y desciende la producción de estrógenos.
También se sabe que algunos factores ambientales como el sobrepeso, la obesidad o el tabaquismo pueden acelerar la llegada de la menopausia. Por descontado que enfermedades o cirugías que afecten a los ovarios contribuyen a ‘precipitar’ el momento en que se dejan de periodos.
Hasta ahora no se había constatado en un estudio la influencia del sexo en poder retrasar ese momento crucial en la vida de las mujeres. Quo nos habla acerca del estudio publicado en la revista Royal Society Open Science. La investigación consistió en hacer un seguimiento a cerca de 3.000 mujeres durante diez años.
Se comprobó que, en el mismo rango de edades, aquellas que practicaban sexo cada semana tuvieron un 28% menos de probabilidades de que llegara la menopausia. Ello comparado con aquellas que solo tenían sexo una vez al mes. Éstas, a su vez, tienen un 19% menos de probabilidades que las que tienen menos sexo aún.
El estilo de vida influye en la llegada de la menopausia
Una de las principales conclusiones del estudio es que no solo influye la genética y las enfermedades. El estilo de vida tiene una influencia mayor de lo que se creía. Al comienzo de la investigación, las mujeres que participaron tenían 45 años y en su mayoría estaban casadas o tenían pareja estable.
A lo largo del estudio se preguntaba a las mujeres acerca de la frecuencia con que tenían sexo. También, el tipo de práctica sexual –oral, coital, caricias-, así como la frecuencia con la que se masturbaban. Un 64% dijo que practicaba sexo una vez a la semana.
Después de los diez años del estudio, al 45% de las mujeres les llegó la menopausia a una edad media de 52 años.
No está clara la conexión existente entre el sexo y la llegada del fin de la fertilidad. Se puede explicar con que la práctica sexual estimula la producción de estrógenos. La investigación, en cambio, no hizo mediciones de los niveles de esta hormona.
Otra explicación podría estar en la influencia de las feromonas de las parejas en los niveles hormonales. Sin embargo, no se halló una gran diferencia entre aquellas mujeres que convivían con su pareja o marido y quienes no lo hacían.