Cuando la política se hace arte

Por Mari Ángeles Solís del Río · @mangelessolis1
Son infinitas las veces que hemos oído que “no todos servimos para todo», pero que todos, cada uno, “sirve para algo». Por lo tanto, siempre existe una cualidad dentro de nosotros mismos que podemos resaltar, utilizar para llegar a los demás y transmitir un mensaje. Sería un caos ponernos a hablar de capacidades porque, siempre, si se quiere, se puede. Lo que no es un caos, sino una realidad, es que independientemente de estar formados físicamente por un puñado de huesos y demás, no deja de ser verdad que somos un conjunto de sensaciones, sentimientos, sueños y esperanzas, que necesitamos transmitir, expresar de la forma más bella posible. Y ese camino nos lleva irremediablemente al arte, todos somos capaces de hacer arte, o cuáles son los parámetros para catalogar que algo es o no, arte.
A veces, las más, uno se conforma sabiendo que ha conseguido tocar el alma de algunos, aunque no sean muchos, pero es inmensamente gratificante escuchar a una persona hablar de un escrito tuyo y descubrir que ha captado el mensaje que querías transmitir. Empieza a tomar sentido la escritura, la escritura… ese “algo» apasionante que nos lleva a desnudar nuestro interior y hacer crecer nuestras alas, a veces para explorar, en muchas ocasiones, horizontes desconocidos o mundos lejanos. Y, en ese ir y venir de cada folio en blanco, intentamos reciclarnos, aprender y perfeccionarnos. Siempre defendiendo el lema de que “El saber no ocupa lugar».
En multitud de ocasiones, puesto que escribir es desnudarnos, suele ser un tema recurrente en los escritos, además de los sentimientos, las ideas y principios que cada uno defendemos. Acudimos a recursos y esquemas que pretendan captar nuestro mensaje. No puedo esconder lo maravilloso que es hacer política a través de la escritura.
¿Y hasta qué punto la pretensión es convertir lo escrito en arte o, tal vez, preferimos que se capte nuestro mensaje y que este mensaje, eso sí, además de contenido político esté cargado de belleza estilística y perfección técnica? Es por ello que considero admirable la iniciativa de la Fundación Socialdemócrata de convocar el “primer curso de relato: la enseñanza solidaria». Y, considero que es admirable, principalmente por dos aspectos. En primer lugar, lo ya dicho antes, el saber no ocupa lugar. Y, para todo aquel que escribe, siempre tiene la pretensión de hacer cada día las cosas mejor o, incluso, para muchas personas que aún no se han atrevido a dar el primer paso, es una buena forma de encontrar el salvoconducto que existe dentro de cada uno de nosotros, de poder conocer las normas y el modo de escribir correctamente y de un modo bello, aquello que tenemos arraigado en nuestro interior, en este caso, ideas y principios. En segundo lugar, y echando mano de una palabra que viene recogida en el título del curso, “solidaria»… es decir, la Solidaridad, qué hermoso vocablo, y no sólo por lo que recoge en sí mismo, en su significado, sino también por ser uno de los principios de la política socialdemócrata, en la que fielmente creo.
Es por ello que ha surgido está reflexión, necesaria y hermosa, necesaria y comprometida, necesaria y con futuro; de que, a través del arte, también se puede hacer política, y más cuando se trata de defender unas ideas que nos hacen ser más grandes como personas y más visibles como sociedad. Un futuro mejor, más solidario, más igualitario, más justo, es posible… y si ese futuro viene caminando, sin máscaras, desnudo de ropajes falsos, cargado de belleza… si podemos transmitir las ideas de la mano de la literatura, ¡mucho mejor!

1 thoughts on “Cuando la política se hace arte”

  1. Me ha encantado el artículo y la iniciativa, ya que es estrictamente necesario saber llegar a las personas lo que uno quiere expresar a través de la escritura, que para otros será lectura.

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