Lo hace dos días después de su renuncia en la Ejecutiva del partido.
A través de un comunicado, María Dolores de Cospedal, ex secretaria general del PP y ex ministra de Defensa, anunció ayer que deja su escaño de diputada en el Congreso. Lo hace para “liberar” a su formación de ataques “injustificados” después del escándalo de sus conversaciones con el ex comisario José Manuel Villarejo. Con esta decisión abandona la política después de más de 20 años.
Cospedal habló en la tarde de ayer con Pablo Casado, presidente popular, para comunicarle la decisión. El líder conservador ha dicho de ello que “es una decisión que le honra. Ha pensado en el PP antes que en sus intereses personales. Este partido está comprometido con la ejemplaridad y la rendición de cuentas”.
Con todo, Cospedal ha perdido el respaldo de su formación, toda vez que Teodoro García Egea, actual secretario general del Partido Popular, la citara, a petición de Casado, para pedirle que dejara el máximo órgano de dirección del partido por sus reuniones con Villarejo. El líder popular calificó como “vergonzantes prácticas del pasado” al referirse a este tipo de actuaciones.
En el comunicado, la ex secretaria general reitera que “ha habido muchos errores en mi vida, pero considero que mi interlocución hace nueve años con el responsable de una empresa autorizada por el Ministerio del Interior no es uno de ellos”.
Insiste en su “absoluta tranquilidad de conciencia ante lo que hice: escuchar y pedir aclaraciones, en mi papel de secretaria general, a quien acudió a mí para ofrecerme información que podía ser de interés capital para esclarecer comportamientos sospechosos que después la justicia calificaría como delictivos”.
A pesar de lo que se desvela en los audios filtrados, Cospedal insiste en que “nunca ordené ni encargué espiar a nadie. Pedí más información para confirmar si eran ciertas cuestiones concretas que me habían hecho llegar y que podían afectar a determinadas personas”.