El coronavirus invade de fakes y bulos las redes

El coronavirus invade de fakes y bulos las redes

Si ya una epidemia es un problema, si viene acompañado de fakes (noticias falsas) o bulos, el problema aumenta. Es lo que está sucediendo con el coronavirus. Que el Covid-19 es una epidemia, no hay duda. Pero estamos sufriendo desde hace unas semanas otra epidemia. Es la de la ‘infodemia’, como lo definió un periodista en un programa de televisión, el exceso de información y, más allá, la desinformación, los fakes.

Desde Diario Progresista queremos de nuevo hacer un llamamiento a la prudencia, sobre todo a la hora de divulgar informaciones que, con buena voluntad, propagamos. La intención es buena, pero si la información no es veraz, no está contrastada, hacemos un flaco favor a aquellas informaciones que sí lo son.

Nunca se debe hacer caso, o al menos poner en cuarentena, toda aquella información que no venga de fuentes oficiales o de reputación acreditada. Cada uno es libre de protegerse y de proteger a los suyos como estime conveniente. Sin embargo, de ahí a difundir bulos o fakes sin contrastar va un trecho.

Las redes sociales son caldo de cultivo para propagar noticias falsas y hay que, por lo menos, dudar de toda aquella que pueda tener un sesgo o poca credibilidad o exagraciones. Existen herramientas y sitios en internet en los que podemos constatar la fiabilidad de una fuente, si hay fakes. Es el caso de Maldito Bulo, Fake News Detector, WikiTribune, The Trust Project o VOST España.

Con todo y con eso, la fuente más fiable es la oficial. En España es la información diaria que aporta Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, dependiente del Ministerio de Sanidad. A nivel internacional, la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Simón y la OMS insisten en la lucha contra las fakes

Simón es un reputado epidemiólogo de reconocido prestigio a nivel nacional e internacional que dirige el Centro desde 2012 y afrontó la epidemia de ébola en 2014. La OMS es la máxima autoridad sanitaria a nivel mundial.

Hasta ahora, ambas instituciones han insistido en la lucha contra las fakes, transmitiendo información puntual, veraz y, sobre todo, contrastable. Se puede hacer caso a sus recomendaciones o no, pero en el peor de los casos lo que trasladan es información cierta, alejada de un alarmismo sin fundamento.

No hay duda de que el coronavirus es algo muy serio. Nunca lo han negado. En cambio, su información es más creíble que la de alguien que en Twitter se viste de neumólogo pero cuya verdadera identidad está por ver si es real.

Es crucial hacer frente a esta ‘infodemia’ y desinformación desde la responsabilidad que tenemos los medios de comunicación. De máxima importancia es la que deben asumir las empresas que están detrás de las redes sociales. Es vital que éstas, que detentan el control, aporten herramientas y firewalls para detener esta otra epidemia informativa.

La psicosis es tal que algunos llevan mascarilla sin tener que llevarla y, probablemente, impidiendo, con ello, que otro que sí debe llevarla lo haga. Entre otras razones, porque el mercado está desabastecido.

La OMS y Simón han insistido hasta la saciedad en que la mascarilla sólo es para quienes están contagiados y para el personal sanitario que atiende a pacientes infectados. Vamos, como siempre. Si alguien se siente más seguro así, vale, pero que sepa que no evita ser contagiado.

Los fakes contribuyen a aumentar la psicosis y la alarma social

¿Hay motivo para la alarma en España? No. ¿Hay motivo para mantenernos alerta? Sí. ¿Es comparable el sistema sanitario y de alerta temprana chino y el español? No, no son comparables. Ni siquiera lo es el italiano, al que tanto miramos. Hay que hablar con cifras, no con bulos, menos con fakes.

Para ello, los porcentajes son reveladores. En China, el número de infectados supera casi los 81.000 y ha habido algo más de 3.000 muertes. Porcentualmente, es un 3,83% aproximadamente. En España, ya hay más de 1.200 casos, lamentando 28 muertes al cierre de estas líneas. Es decir, un 2,3%. ¿Preocupante? Sí. ¿Alarmante? No.

Suene frío o no, no hay motivo para la alarma, sí para la preocupación moderada y, por supuesto, para la máxima precaución. Las autoridades sanitarias están dando información puntual y es a lo que hay que atenerse, no a los bulos.

No obstante, hay voces expertas que insisten en que sería importante declarar el estado de alarma. No para alarmar, sino para desbloquear fondos que van a ser necesarios para afrontar la fase de contención reforzada que ayer se decretó. Esto no va a salir gratis.

Es a la hora de ofrecer estos datos cuando los medios debemos aportar credibilidad y, sobre todo, información veraz, contrastable y constatada.

Dos cuestiones importantes conviene recordar. Una, la diferencia entre epidemia y pandemia. Otra, que es distinta una muerte ‘con’ coronavirus y una ‘por’ coronavirus.

A lo primero ya dimos respuesta, pero lo traemos de nuevo a estas líneas. Hay pandemia cuando una enfermedad afecta a una gran mayoría de países o regiones en el mundo. Es decir, aunque hubiera un solo infectado en todos y cada uno de los países del planeta, sería, por definición, una pandemia.

La OMS se resiste a declarar la pandemia

Cierto es que para que sea pandemia antes tiene que ser epidemia. Y esa es la principal distinción. Epidemia hace referencia al número de afectados, mientras que pandemia lo hace al área geográfica de propagación de una enfermedad. De ahí que la OMS, con buen criterio, se resista a declarar el Covid-19 como pandemia, aunque ya haya casi 90 países afectados.

Respecto a la segunda cuestión, cabe decir que la mayoría, la inmensa mayoría de los fallecimientos han sido pacientes que padecían una patología previa, sobre todo de tipo respiratoria. Como ya dijimos, el coronavirus destruye las defensas del sistema respiratorio. Esto lo aprovechan bacterias oportunistas que infectan o agravan una enfermedad que, finalmente, puede provocar la muerte.

Para lo que se administran antibióticos a los afectados es para, precisamente, evitar que las bacterias infecten al paciente, no para matar al virus. No se lo mata con antibióticos. Uno de los bulos que corre por las redes es éste, que los antibióticos matan al coronavirus. Los antibióticos matan bacterias, no virus.

En todo ello ha insistido la OMS. El Covid-19 es peligroso porque ataca al sistema respiratorio. De ahí que también la mayoría de los pacientes fallecidos fueran ancianos que padecían o han contraído, por ejemplo, una neumonía.

En personas sanas, se ha constatado que el coronavirus provoca una dolencia semejante e incluso menor que una gripe, que han superado con relativa facilidad. No olvidemos que más de la mitad de los contagiados en China ya han sido dados de alta, que parece que sólo nos fijamos en los datos malos.

Muchas noticias falsas lo único que hacen es desorientar. Algunas son malintencionadas y otras, mal informadas. Y no es ya porque inviten a tomar medidas de precaución excesivas –caso de las mascarillas-, sino porque aumentan el nivel de desinformación y en algunos casos, la información provoca justo el efecto contrario al que sí se debe atender.

Toser y estornudar en el codo, nunca en las manos

Es el caso de aquella información que dice que el virus no está en el aire. Sí lo está, pero hay que tomarlo en la medida justa. El virus se transmite mediante pequeñas gotículas que lo contienen, en especial al toser o estornudar.

De ahí la importancia de toser o estornudar en la zona interior del codo o en un pañuelo de papel que hay que desechar inmediatamente. Usar mascarilla está bien, pero siempre que uno sea una persona contagiada, para evitar contagiar a otros. Si estás sano, no es una medida de prevención efectiva.

Las autoridades sanitarias recomiendan lavarse con frecuencia con agua y jabón. Estudios recientes demuestran que es mucho más efectivo este método que hacerlo con geles hidroalcohólicos.

Otro de los bulos, que están dañando a la economía, es que te puedes infectar si recibes paquetes o cartas procedentes de China. Es falso. Este virus no sobrevive mucho tiempo en este tipo de objetos.

Tampoco está mutando. Ha crecido la creencia de que al variar los síntomas es porque el coronavirus ha mutado. No es cierto. La OMS cuenta con estudios recientes que demuestran que es bastante estable y sostiene que la variedad de los síntomas dependen directamente de las patologías previas que sufrieran los pacientes.

De igual modo, no es cierto que tener una mascota incremente el riesgo de contraer la enfermedad. Es cierto que debemos hacer que nuestros animales de compañía mantengan una higiene adecuada, pero nada ha demostrado hasta ahora que afecte más a mascotas que a humanos.

No hay cura por el momento

Sólo ha habido un caso confirmado en China, pero no hay evidencia científica de transmisión entre humanos y animales de compañía. Además, hay toda una serie de virus conocidos desde hace años y que son inocuos, a pesar de ser frecuentes en gatos y perros. También se llaman coronavirus, pero no es el Covid-19.

Carece de consistencia que la vacuna contra la neumonía, tratamientos del ébola o retrovirales del VIH nos protegen contra el coronavirus. Es otro fake viral. Este virus es distinto y nuevo, y, por el momento, no hay cura, solo tratamiento sintomático.

Así podríamos seguir líneas y líneas y seguramente mañana más. Como que las personas de la tercera edad son las primeras en contraer el virus; que los niños son inmunes; que el humo de los fuegos artificiales y el aceite de sésamo matan el virus; o que con la llegada del verano se acabará la epidemia.

En este último caso, sí es cierto que la resistencia del coronavirus es mucho menor con la llegada del buen tiempo, como sucede con el de la gripe. Sin embargo, el verano llegará al hemisferio norte, pero el invierno lo hará en el hemisferio sur. Por tanto, el movimiento de personas entre países mantendrá el riesgo de contagio.

Tampoco hay evidencias de que se trate de un virus creado como arma biológica, ni patentado por según qué país, o que se elaboró en Canadá y allí fue robado por espías chinos. Poca broma con las fakes, que hay mucho en juego.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *