¿Quién no ha comido torrijas en España en Semana Santa o, si ha viajado al extranjero, el pastel de patata alemán o el bollo salado italiano? Son muy numerosos los platos, postres, dulces, comida en general específica en este periodo.
Pero no todo está permitido. Por lo general, los platos o preparados característicos de estas fechas no contienen carne. Es de lo que los católicos, por ejemplo, deben abstenerse durante este periodo.
Otra característica de la alimentación en Semana Santa es que se contrapone a los ‘excesos’ en el Carnaval. Por tanto, austeridad, tanto en la elaboración como en el contenido.
Así, la gastronomía en Semana Santa contiene un cierto simbolismo. Los más comunes en las diferentes culturas europeas llevan huevo, pan o bacalao.
Por ejemplo, el huevo duro, hoy día implementado en los conocidos huevos de pascua, cuyo origen es anterior al cristianismo. No obstante, su procedencia es incierta.
Otro de los ingredientes es el pan, tratado en varias formas. Así, nos encontramos con postres como las torrijas españolas, o el pan pascual en Europa del Este.
El bacalao en salazón se incorpora en distintas gastronomía de Semana Santa en Europa y América.
Yendo en concreto al Viejo Continente, además de las tradicionales torrijas en España, nos encontramos con el Kartoffelpuffer alemán. Se trata de una especie de pasta de patata muy común en la cocina berlinesa.
Asimismo, en Italia hallamos numerosos dolci pasquali, como la paloma pascual, la pastiera de la Campania, las scarcella en la Apulia o la cuddura de la Sicilia, el casatiello, una especie de bollo salado muy típico de la cocina napolitana, etc.
Volviendo a nuestro país, sopas de ajo, potaje de vigilia, bacalao en salazón, buñuelos, croquetas, tortillas, escabeches, chicharro, patatas viudas…
Y en cuanto a la repostería, frutas de sartén, pestiños, monas de Pascua, longanizas de Pascua, hornazos o los famosos Puritos Americanos.