Con muy poco pasa del miedo que paraliza a la euforia desbocada, impulsándose con las piernas. Se mueve desde el pesimismo que todo lo entierra a la alegría que realza. Del negro al blanco, del frío al calor, del amor al odio, de abajo a arriba.
Y en ese vaivén de extremos, en ese ir y venir suspendido en el aire, en esa oscilación de contrarios, regresa a la infancia y ve el columpio como síntesis y argumento de su vida.