Cóctel Música-Política… Degustación o cata ¿Gustan?

Rosa Martínez Rodríguez.

Por Rosa Martínez Rodríguez.
He fijado mí vista en mis dos grandes pasiones, la música y la política, por este orden o la política y la música, como a ustedes más gusten.
Corrían los años 80, casi llegando a su ecuador, cuando una vivencia personal me lleva a conocer al S.G de Galicia del PSdG-PSOE, que llegó a la más alta responsabilidad en el partido, defendiendo una línea ideológica socialdemócrata, casi por sorpresa, en el cuarto congreso extraordinario celebrado en Lugo, tras la dimisión de Francisco Vázquez. Su nueva ejecutiva, fue elegida con el 58% de los votos de los delegados del Congreso.
Este orensano, que consigue ser Secretario General del Partido Socialista, es un hombre culto, educado, bregado en más de 1.000 batallas internas, luchador incansable por renovar y regenerar el partido. Aún hoy siempre está cuando un/a compañero/a le necesita. Sirvan estas palabras para reconocer su valía y su trayectoria personal al frente de este gran partido de más de 138 años de vida.
Con él de avalista entré en el PSOE, pero pronto conocí a muchos compañeros/as que me fueron enseñando y ayudando a conocer la gran mayoría de personas que milita en este gran proyecto, la Socialdemocracia, pero también me fueron dando pedagogía política tan necesaria en los tiempos que corren.
No es menos cierto que en el transcurso de los años 90, saliendo de un homenaje a un compositor y director de mi provincia, conocí a otra excepcional persona, que me hizo amar la música; de su mano entré en el formar parte de una sociedad cultural con mucho arraigo en mi ciudad, Orfeón Unión Ourensana; también esta faceta me ha ayudado a conocer los problemas de las sociedades culturales, conocer gente implicada en actividades de ocio y cultura, amar el folklore de esta tierra, muy impregnada, a mi modesto entender, de la cultura celta, ya que el sonido de panderetas, tambores y gaitas forma parte de nuestro acervo cultural, con un sonido que conecta ineludiblemente a las siete naciones célticas.
Ambas, las dos, han estado y están presentes en mi vida en los momentos más importantes, ambas aparecen cuando, incluso, la vida te enfrenta a la cruda realidad, como diría Joaquín Sabina “y no hallé quien de ti me dijera ni media palabra, parecía como si me quisiera gastar el destino una broma macabra” en aquella canción Y nos dieron las diez.
Las dos facetas en mi vida me han ayudado a conocer al ser humano, en las alegrías, en las tristezas… no, no, no es que a ambas les vaya prometer amor eterno, pero sí, ambas me han planteado muchas ocasiones para elegir entre bueno y malo, entre óptimo y horrible, entre sano y enfermo; ellas me ayudan cada día a luchar por conseguir una vida mejor para los que me rodean. Por ello, gracias y mil gracias cóctel Música-Política, gracias por ayudarme a distinguir entre amigos y compañeros, gracias por ayudarme a separar quién te idolatra y quién te traiciona, gracias por hacer que recupere la confianza en el ser humano, en las relaciones de amistad, pero, sobre todo, por abrirme los ojos cada mañana despertando a este mundo maravilloso, en el que existen personas que están en política para mejorar la sociedad; descubres cada día gente que te cautiva por su trabajo.
Pero sobre todo, cierro los ojos cada noche, susurran a mis oídos ese magnífico Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo; así, solo así, puedo colocar mi cabeza en la almohada oyendo esos maravillosos acordes para guitarra, degusto cada una de sus notas, ellas me llevan hasta un profundo sueño que ayuda a mi paladar musical. Chin chin… ¿prueban?

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