“Ciudades maltratadas”, por Francisco Estepa Vílchez.

Francisco Estepa Vílchez.

Debo confesar que no me siento bien, ni disfruto escribiendo artículos en los que hago mención a los problemas y desastres que el Partido Popular ha provocado en nuestro país. Sinceramente, me gustaría poder escribir sobre otros temas más placenteros y enriquecedores, pero lamentablemente esta columna es mi último espacio en el que ejercer un derecho que me apasiona y que aún me produce un poco de satisfacción, participar en política. Quizás sea cierto que yo no sirva para la política y por eso tal vez debería dejarla de lado totalmente. Parece que mi tiempo ya ha pasado e intentar mantenerte en algo donde algunos de tus compañeros te dicen que no sirves, es luchar en una batalla que no deseo y pienso que es mejor aceptar la realidad. Me tranquiliza saber que hay buena cantera para ocupar mi sitio.

Pero esta semana de agosto, no podía dejar de recordar la realidad de mi ciudad y lamentablemente la de muchas otras ciudades, que pasa por este clima de desafección hacia la política que no lo inició el 15M y sus ya famosos dirigentes -recordemos por ejemplo a Jesús Gil- y que algunos quieren utilizar para pescar en río revuelto, haciéndonos creer lo mal que se han portado todos los políticos durante toda la Democracia, como si de verdad viviésemos en el año 1975 y lanzando el mensaje de que los políticos son malos y los “apolíticos” la salvación.

Hace una década -con un gobierno progresista- en Jaén se intentaba impulsar una ciudad sanitaria, pero la llegada de un gobierno del Partido Popular la cambió por un centro comercial que aún sigue esperando y entre otras cosas, además paralizó un sistema tranviario que costó más de 100 millones de euros. Hoy con otro gobierno socialista, los jienenses volvemos a ver cómo avanza el trabajo para la ciudad sanitario, la puesta en marcha de tranvía y muchas más cosas que sabemos que nos merecemos. Durante estos años del gobierno de la derecha, la ciudad ha estado maltratada, abandonada y gracias a algunos políticos locales del Partido Popular –ya condenados- fueron saqueadas las arcas municipales.

Es cierto que algunos políticos no necesitan esforzarse para actuar como auténticos caciques con sus vecinos, mientras insultan a sus oponentes políticos para distraer la atención de los verdaderos negocios que hacen a su alrededor y de los que casualmente, nunca se dan cuenta de nada, mientras las ciudades maltratadas se convierten en oportunidades para el populismo y la proliferación de tecnócratas bien pagados y apolíticos emprendedores.

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