En el marco de las protestas en Irán por la subida del precio de los combustibles, más de 700 bancos y cerca de 140 sedes gubernamentales han sido incendiadas por los manifestantes, informa Abdolreza Rahmani Fazli, ministro del Interior iraní.
Además, en unas declaraciones ha indicado que también han sido atacadas y prendidas fuego más de 50 bases de las fuerzas de seguridad y alrededor de 70 gasolineras. No detalló en qué lugares.
Según ha manifestado, cerca de 200.000 personas han participado en las movilizaciones que dieron comienzo el pasado 15 de noviembre en respuesta al anuncio de la subida de los precios de los carburantes. Son las mayores manifestaciones registradas contra el régimen de los ayatolás desde la Revolución Verde de 2009.
Amnistía Internacional ha calculado que habrá habido al menos 140 muertos. Teherán niega esos datos, aunque las autoridades reconocen que ha habido fallecidos, sin detallar el número de ellos.
Por su lado, el Centro para los Derechos Humanos en Irán, una organización defensora de los Derechos Humanos con sede en Nueva York, sostiene que el número de detenidos asciende ya a 4.000.
Las protestas se han tornado de un claro tinte político, con la exigencia de que dimitan los dirigentes de la República Islámica. Mientras, el Gobierno de Irán acusa a iraníes exiliados, Estados Unidos, Israel y Arabia Saudí de estar impulsando la ola de protestas.
Por su parte, el ayatolá Alí Jamenei, líder supremo del régimen, ha subrayado que “una amplia, profunda y muy peligrosa conspiración en la que se ha gastado mucho dinero ha sido destruida por el pueblo”.