César Antonio Molina: “Quieren destruir la Cultura y la Civilización y llevarnos a la barbarie”

César Antonio Molina: “Quieren destruir la Cultura y la Civilización y llevarnos a la barbarie”

Por Jacobo Baquero.
Conversamos con Cesar Antonio Molina, prolífico autor, poeta. Además de haber sido responsable de las máximas instituciones culturales de España, máxima autoridad como ministro de Cultura. Todo ha cambiado, sin embargo, a raíz del Covid-19.

Diario Progresista-Jacobo Baquero: Buenos días. ¿los gobiernos, nacionales y autonómicos, deberían establecer medidas más específicas para el sector cultural tras el hundimiento que ha supuesto el Covid-19?

César Antonio Molina: Lo que ha sido siempre España en el mundo es a través de su cultura. Hemos dado grandes nombres a la Civilización. No se puede entender la literatura, el arte, la arquitectura, la música y tantas otras artes sin Velázquez, Cervantes, Picasso o Buñuel, entre otras muchos nombres.

Y la lengua…

Además tenemos una lengua común que nos une a más de seiscientos millones de hispanohablantes en todo el mundo. Y otras tres lenguas que, aunque son minoritarias en su número de hablantes, han aportado también insignes creadores. Todo esto también ha conformado durante la democracia una de las más grandes industrias culturales de todo el mundo. Estamos a la cabeza de la edición y, por ejemplo, también somos el país que, junto Italia y Francia, es el más visitado por un turismo que también quiere conocer nuestro patrimonio en todos los sentidos.

¿Un valor añadido alto con escaso apoyo público?

Sí, el PIB de la cultura en nuestro país es muy alto a pesar del poco apoyo que, por lo general, ha recibido de los gobiernos de todos los colores. Recursos escasos, forzados y a veces dados por cuestiones políticas más que por las estrictamente culturales. Los diferentes gobiernos de toda la democracia, unos más que otros, no han dejado de humillar a la cultura haciéndola permanentemente mendicante. Cualquier apoyo, cualquier respaldo económico siempre ha venido antecedido o precedido de una compensación política.

¿No es independiente la Cultura en España?

Todavía la cultura en nuestro país no ha conseguido el estatus de independiente de cualquier intervencionismo político. Es una manera de agradecer el estar conmigo o contra mí. En estos momentos la cultura española es una de las industrias que más va a sufrir porque esta pandemia ha ido contra el núcleo esencial de la socialización. Esta pandemia nos ha hecho desconfiar a los unos de los otros debido al contagio. Por lo tanto teatros, librerías, cines, conciertos interiores o al aire libre, están condenados por lo de ahora a quedarse sin espectadores o la reducción de los mismos a mínimos que harán insoportable el mantenimiento económico y así la destrucción de miles y miles de puestos de trabajo.

¿Por qué la cultura es siempre deficitaria?

La cultura siempre ha sido deficitaria porque atiende al espíritu de las personas y no a la rentabilidad de la mismas. Pues bien, ahora se encuentra en bancarrota. Y las ayudas que se le dice que le van a prestar, caso de que lleguen algún día… son mínimas e insuficientes. Porque además esta situación debería llevar a establecer un plan y una estrategia para el futuro. Es fundamental que los organismos públicos estatales, de las comunidades y ayuntamientos se reúnan con las asociaciones que representan a cada uno de estos gremios y evalúen los daños y la manera de repararlos.

Es usted muy realista…

La cultura española no puede desaparecer, eso quisieran los independentistas locales, porque entonces no quedaría nada de nuestro país. Lo que dijo Azaña, aquello de que el Museo del Prado era lo más importante y representativo de nuestro país.

Alberto Olmos en una reciente entrevista publicada en “El Español” califica que en España a la verdadera elite intelectual del país se la desprecia, se la ridiculiza. Lo cual en otros países como por ejemplo en Francia eso no pasa. ¿Hay manera de revertir esta tendencia y escuchar a esta élite que podría ser un buen apoyo moral y ético para la cultura general?

A la élite cultural española se la lleva despreciando desde el nacimiento de este país. ¿Qué les pasó a Santa Teresa, San Juan, Molinos, Fray Luis de León? Intelectuales y hasta santos perseguidos. Y luego a Jovellanos, Larra, los liberales españoles, librepensadores, republicanos. La persecución siempre fue tremenda por el miedo a la Razón. Entre Fe y Razón, este país optó por imponer la Fe, es decir, cree y evita pensar.

¿Es incompatible Fe y Razón?

Hoy sabemos que ambas cosas no son incompatibles. Y el exilio español republicano, tras la Guerra Civil, metió a este país en un retraso de décadas. La República trajo la educación y la cultura, pero los extremismos que hoy en día han vuelto a resurgir con muchas complicidades, la destruyeron.

¿Ahora también?

Son los mismos que hoy pretenden derrocar a la democracia. Francia siempre tuvo a gala ser siempre el país más culto del mundo. Por eso Cioran dice que son las gentes más felices del mundo. El filósofo rumano-francés cuenta la siguiente anécdota en su Diario. Un día se encontró a la portera de su inmueble de París muy airada. Él le preguntó lo que le pasaba y ella respondió: “En Francia nadie quiere trabajar, todos quieren ser escritores». Nos imaginamos a un portero de una finca de Madrid haciéndonos este comentario. En Francia, bajo cualquier régimen, la cultura fue esencial porque siempre fue su signo de identidad. Y cuando llegó la Revolución Francesa hizo lo mismo: cultura y educación ejes fundamentales de la república. ¿Cuántos planes de estudio llevamos aquí a lo largo de la democracia? En Francia hay y siempre hubo un acuerdo de estado para salvaguardar todo esto de los diferentes vaivenes políticos.

¿Y en España?

En nuestro país la cultura siempre ha molestado, incomodado, inquietado, sorprendido. Y lo sigue siendo. Tiene que salir un conocido actor para decirle a un ministro que no tiene ni idea. Y entonces todo se convulsiona. Cuando desde el primer día se tendrían que haber sentado de la misma manera que se sientan para ver cómo se salva la industria turística o del motor. Entre los miles y miles de parados, muchos de ellos serán trabajadores de la cultura.

Al poco de ser declarado el estado de emergencia por la pandemia del Covid-19, salió un poemario titulado Para el tiempo que reste, de la Fundación José Manuel Lara. Muchos libros han pasado desapercibidos. La vida comercial de un libro dura sólo unas semanas.

El pasado día nueve de este pasado aciago mes de marzo, presenté en Madrid mi último libro de poemas Para el tiempo que reste, publicado por la Colección Vandalia de poesía de la Fundación Lara. Previamente el libro ya estaba enviado a la prensa y dio tiempo a difundir las entrevistas y han ido apareciendo las críticas. Por lo tanto no le afectó mucho. En un mundo como éste es muy difícil dar marcha atrás. De todas formas la mayor parte de las editoriales han parado su producción y yo creo que, entre las novedades del otoño, habrá estos libros que quedaron en el limbo. Ojalá se pueda llevar a cabo la Feria del Libro en otoño, pero dependerá de si hay o no rebrotes.

¿Cómo está la poesía española?

La poesía en nuestro país sigue dominada por el realismo, por lo que denominaron poesía de la experiencia como si tampoco hubiera una experiencia espiritual al margen de los taxis o del metro. Este tipo de poesía ha hecho mucho daño porque ha convertido a la poesía española en inculta, anticosmopolita y falsamente democrática. Y los jóvenes poetas, esos que dicen que venden miles de ejemplares -que ni Juan Ramón o el propio Lorca vendieron-, son todavía peores. Porque de lo malo han elegido lo peor. Por supuesto hay otro tipo de poesía y poetas que buscan encontrar los motivos de la existencia y reflexionar sobre la vida, el mundo, la naturaleza. Y no nos metamos en el mangoneo de premios y demás. Al ir desapareciendo las Humanidades de los planes de estudio a los jóvenes les interesa menos. Si de joven no lees a nuestros clásicos seleccionados y los explicas y los haces amar, no hay futuro para la Cultura. La cultura es fundamental para humanizar a la gente, educarla, hacerla mejor. Y todo esto se refleja en los botellones en medio de la pandemia que nunca podrán ser justificados por el motivo de que son jóvenes. La juventud de hoy sabe muchas más cosas prácticas que las anteriores, pero su deshumanización es galopante.

Entonces, ¿cree que esta situación provocada por la pandemia, me refiero a la crispación política, sigue haciendo que nuestro país siga siendo excepcional¿ ¿Somos como sociedad los españoles incapaces de unirnos en la adversidad o es una cuestión de nuestra clase dirigente, que es incapaz de hacer lo que hace la sociedad?

Sí es una tristeza. Los partidos constitucionalistas deberían estar unidos y haber afrontado juntos el tema sanitario y ahora el económico. Y antes juntos debieran haber estado también juntos para defender la Constitución de las agresiones populistas de ambos extremos, así como el desafío independentista. No fue así ni creo que lo sea. Por eso nuestra democracia está muy dañada y eso es muy malo, porque en situaciones como estas es cuando surgen los autoritarismos.

¿Qué opina que ciertas empresas de EEUU hayan sacado de sus catálogos películas como Lo que el viento se llevó acusándolas de racistas? ¿Cree que podríamos volver a cierto tipo de censura?

No sólo evolucionó el ser humano, sino que la propia historia es una evolución continua. Lo mejor sería que una persona al nacer en cualquier siglo fuera lista, inteligente, pacífica y que todo su entorno fuese justo. Pero no es así. Hubo esclavitud pero el ser humano se dio cuenta que eso era injusto y atentaba contra sus propios principios de humanidad. Se evolucionó. Siempre ha habido guerras terribles -sobre todo en Europa-, y al menos en parte durante las últimas décadas hemos sabido evitarlas. Otra gran evolución. Lo que no se puede pensar es que hace tres mil o dos mil años tuvieran que ser como nosotros. En fin, todo esto proviene de la falta de educación y del desconocimiento de nuestra historia.

Es usted muy crítico entonces…

En realidad es una nueva barbarie. Y nos asombrábamos de los talibanes. ¿Habría que tirar las pirámides de Egipto? Eso es la destrucción del mundo. Quieren destruir la Cultura y la Civilización y llevarnos a la barbarie. Claro, como en todo hay excepciones. Malos tiempo, mala época, no me gusta el mundo que se nos viene. Lo siento por los más jóvenes.

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