Editorial “2018”

Cada vez que comenzamos un nuevo año nos prometemos un ascenso, la lotería que no nos ha tocado o dejar de fumar. Pocos miran atrás cuando amanece el día uno y menos reconocen los errores que se han podido cometer.
Por eso es tan importante prometernos a nosotros mismos comenzar por lo más importante. Porque dejen de masacrar a los rohingyas, porque no sigan abandonados los afganos y sirios apiñados en la Isla de Lesbos, porque se acabe con la situación de miles de víctimas en Libia.
En tiempos de tragedias nada es más importante que el sentido común. El camino de la inteligencia nos debe guiar hacia colmar nuestras reivindicaciones básicas cuando el mundo de los más pobres sufre la indiferencia de las noticias con escaso recorrido informativo.
El año 2018 deberá ser un paso más hacia un lugar que, lejos de ser de ensueño, valga la pena habitar. El sitio que no pertenezca a los recuerdos más vanos, sino que albergue los sueños más justos.
Les recomiendo, si me lo permiten, comenzar por lo importante. Poniendo por delante las ambiciones colectivas que a la postre son más bien de todos. La paz, la suficiencia, el bienestar. Cuando despierten este día después de la Nochevieja no dejen de pensar que su familia es el mundo.

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