Editorial “Una torpeza de 87 millones de euros”

Los peores errores políticos son los errores no forzados, aquellos que se cometen por una inconsciencia, por un planteamiento erróneo o por una decisión equivocada.
Zoido es el tercer responsable, tras Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, de haber dispuesto a los trabajadores de la Seguridad del Estado a escenas que reforzaron las movilizaciones de los secesionistas y sumaron argumentos al independentismo. Bien es cierto que estos últimos son pobres de espíritu y cortos de inteligencia, por eso, precisamente por eso los errores no forzados son aun más graves.
La comparecencia parlamentaría ayer de Zoido exige una crítica en cada una de sus frases, una enmienda a la totalidad, especialmente para que sus errores no sean imitados por nadie.
Si no fuera porque se trataría de otro error no forzado, habría que exigir la responsabilidad máxima al ministro del Interior. Ya habrá tiempo para dirimir el grado de perspicacia, de sagacidad y de inteligencia de un Gobierno de la Nación que no sólo no ha sabido gestionar el reto de una minoría independentista, sino que les ha alentado en sus peores momentos.
Además, el error ha costado 87 millones de euros, un despliegue policial que podría haberse gestionado de una forma mucho más inteligente. Da que pensar de la altura de miras de los que están gestionando una nación que no merece tener al frente a dirigentes tan escasamente preparados para pequeños o grandes retos.

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