Francisco Correa tiene una manta que tapa las vergüenzas del PP. Tan corta que ya se le ven los pies al impune, pero aún larga como para velar el cuerpo corrupto de lo que aún queda por ver.
Tuve un encendido debate en televisión con Ricardo Costa en octubre de 2009 cuando todo lo negaba. Verlo hoy, casi nueve años después, nos revela la capacidad de impunidad de los conservadores españoles. ¡Cómo pasa el tiempo!
Nadie creyó a Correa cuando en la vista de 2016 anunció que colaboraría con la justicia. Hasta que la semana pasada presentó un escrito en el Juzgado Central de lo Penal negociando la pena y reconociendo que el Partido Popular había participado en la elaboración de facturas falsas y pagado con dinero bé.
Hicieron muchas trampas para ganar unas elecciones en Valencia y sostener un régimen corrupto al calor de la impunidad. Una verdadera fosa séptica debajo de cada despacho.
La Fiscalía Anticorrupción, Myriam Segura, ha advertido a Correa, en respuesta a su escrito, que tiene la posibilidad de ver reducida su petición de pena. Y Correa tira de la manta. Así que veremos más bazofia debajo de la lana.
Porque precisamente lana fue lo que se repartieron. A la luz del cohecho, iluminados por la prevaricación, deslumbrados por el tráfico de influencias, bajo el calor de una manta.