Granados salpica la honorabilidad de propios y extraños. Tiñe de humo de amoralidad las relaciones sentimentales y no aporta ni una sola prueba sobre el sexo y la guerra. No se da cuenta de que son ámbitos separados las cuestiones sentimentales y las políticas.
Independientemente de que sea falso lo que dice de la relación sentimental entre una y otro, es pura basura inútil caminar hacia este tipo de desprestigios. Basura porque lo es e inútil porque este país no castiga los deslices de alcoba.
Es más relevante Granados como levantador olímpico de la manta de la corrupción del PP. Y González, con tal de salvar su trasero, se lleva la medalla de plata de la delación entre los unos y los otros.
¡Pero qué gente nos ha estado gobernando Madrid! Y, lo que es peor, me viene a la cabeza los insultos e improperios que vertían los diputados del PP cada vez que un socialista ponía sobre la mesa las pruebas de los delitos que ahora reconocen.
Impunidad.