Quim Torra, presidente de la Generalitat, no tuvo más remedio que, en la ya madrugada del jueves hacer una declaración institucional en la que condenaba, de aquella manera, la violencia que se estaba viviendo en toda Cataluña, no solo esa misma noche, sino en las dos jornadas anteriores tras conocerse la sentencia del Tribunal Supremo por la que se condenaba a los líderes independentistas del procés.
Fue “a rastras, sin convicción alguna, obviando la extraordinaria labor que hacen los Cuerpos de Seguridad especialmente los Mossos”. Así se refirió a la condena de Torra Carmen Calvo, la vicepresidente del Gobierno en funciones, en una entrevista en Antena 3.
El president se limitó a decir que esos actos violentos no les representaban. Al menos dijo eso, porque a lo largo del día, y a pesar de la insistencia de los periodistas, evitó responder a las preguntas de la prensa a ese respecto.
En opinión de Calvo, Torra “está muy lejos de lo que corresponde a un presidente de Cataluña, que tendría que estar en el primer nivel de la seguridad”. En cambio, “está en el de activista”. “Llama poderosamente la atención esta falta que no está a nivel del cargo público que ocupa”, abundó.
También con ello se refería a ciertas informaciones que sitúan al president presionando para que Miquel Buch, conseller de Interior, o Eduard Sallent, Mando de los Mossos d’Esquadra, dimitan.
Al respecto, la vicepresidente defendió el “trabajo extraordinario” que están haciendo “tanto el consejero como Sallent”, con una profesionalidad “altísima, aguantando una situación muy complicada”.
En este contexto, Calvo aprovechó para recordar a Torra y a la Mesa del Parlament la advertencia hecha por el Tribunal Constitucional de que no traspasen ciertas líneas marcadas o “automáticamente entrarían en un delito”. A ello añadió que “el Gobierno reaccionará” si eso sucede.
Recalcó que “inmediatamente de que esa línea se traspase, el gobierno responde. Estamos manteniendo la calma, pero todos los escenarios están previstos”. Aviso a navegantes, recordando que el hecho de que el Ejecutivo esté en funciones “no merma la capacidad que tiene para reaccionar a cualquier cosa en cualquier momento”.
Con todo, la vicepresidente quiso subrayar que el Gobierno no va a perder los nervios: “Me sorprende que alguien piense que íbamos a perder los nervios, sabíamos lo que iba a pasar”. “No vamos a perder la calma, ya la está perdiendo bastante gente como para que la perdamos nosotros”, abundó.
No se trata de perder los nervios, lo que valoramos en su justo término, es cuestión de limitar el número de advertencias. ¿Hasta cuando se puede permitir a un cargo público su reincidente desafío?, ¿tienen el resto de los mortales esos mismos márgenes para incumplir las normas?
Estar en contra del incendiario 155 o de la ilesa Seguridad Nacional obliga a tomar medidas inmediatas de puro sentido común.