Advertimos que el vídeo que pueden ver a continuación puede herir su sensibilidad. El 70% de los 2.758 casos positivos en coronavirus en Ecuador se concentran en la ciudad de Guayaquil, donde se detectó el primero. El país lleva dos semanas de toque de queda y suspendidas las jornadas laborales.
El Covid-19 se ha cobrado 98 muertes, de las cuales 60 se han producido en la provincia de Guayas, de la que es capital Guayaquil. Otros 76 fallecimientos no han podido confirmarse como consecuencia del coronavirus. Las pruebas no llegaron a tiempo o no fueron concluyentes.
A su vez, aparecen en redes sociales y en los medios decenas de denuncias de familias que han perdido a un familiar con los síntomas asociados al Covid-19. Para colmo, llevan días esperando a que las autoridades envíen a alguien a recoger los cadáveres. Algunos soportan la situación en el interior de las casas, mientras otros ha optado para sacarlos a la calle.
Por otro lado, el Gobierno de Ecuador ha terminado por reconocer la vinculación de esta situación con el virus y dará un parte semanal. “En circunstancias normales tenemos 6.000 defunciones mensuales en el país. En Guayaquil, en enero, tuvimos 828 defunciones. En estos momentos tenemos la misma cantidad de fallecimientos, pero agravada por las circunstancias”, señalan.
Ecuador es el segundo país de la zona en cuanto al número de fallecidos y el tercero en contagiados. Pese a ello, es uno de los que menos pruebas ha hecho, sólo 9.019.
“La realización de las pruebas es lo único que nos confirman que los decesos se ha dado por Covid-19. Tendremos más datos cuando lleguen las pruebas rápidas”, ha dicho Ernesto Carrasco, viceministro de Salud.
Según el periódico El Universo, 450 cadáveres están en lista de espera para ser retirados. El Registro Civil comenzó a registrar el 23 de marzo hasta cien actas de defunción diarias. En cambio, no pueden vincularse exclusivamente y oficialmente con el Covid-19, No hay diagnóstico porque no hay pruebas.
Para solucionar el problema de acumulación de cuerpos sin retirar, se permitió a los cementerios cerrar a las cinco de la tarde, en vez de las dos impuesto por el toque de queda. A los servicios funerarios se les permite trabajar sin descanso.
Las Fuerzas Armadas se incorporaron en la labor de retirada de los cadáveres y se agilizaron los trámites burocráticos. Además, el Ejecutivo contrató contenedores refrigerantes para conservar los cuerpos hasta que sean sepultados adecuadamente.
En la noche del martes debía haberse concluido la labor de recolección de cuerpos. A pesar de ello, sigue habiendo cadáveres envueltos en plásticos o en sábanas o ya en ataúdes a la espera de ser recogidos.