Final histórica la que se verá el próximo domingo, 8 de agosto, en el estadio Internacional de Yokohama entre los combinados de Brasil y España.
La Rojita buscará reeditar el oro de Barcelona 92 frente a una selección brasileña a la que le costó eliminar a México. Hubo de recurrir a los penaltis, con resultado de 4-1 a favor de los cariocas.
Al combinado español tampoco le resultó fácil doblegar a los anfitriones, que, sin apenas peligro, cerraron bien la zaga impidiendo los goles. No obstante, los de Luis de la Fuente gozaron de muchas más oportunidades que los japoneses, aunque fueron incapaces de concretar. Hasta que llegó Asensio.
A cinco minutos del final de otra frenética prórroga, el mallorquín firmó un golazo que dio a España el pase a la final y una medalla ya segura.
Ahora, espera Brasil en una final histórica que los es por dos motivos. El primero, porque enfrentará a los dos grandes favoritos de estos juegos de Tokio en fútbol masculino.
El segundo, porque desde Sidney 2000 el combinado español no toca los metales en esta disciplina. Entonces fue plata, pero esta vez puede ser oro. Aquel año fue Camerún quien privó a la Rojita de la preciada presea.
Además, Brasil es la vigente campeona olímpica, lo que estimula más, si cabe, al joven combinado español. Los cariocas doblegaron a una potente Alemania. España ni se clasificó para disputar el torneo.
Por tanto, hay razones más que sobradas para poner toda la carne en el asador y, también, disfrutar de la que seguro será una final única.
Con todo, y aunque haya que llevar a la selección en volandas, hay muchas dudas. Los españoles no han desplegado su mejor juego, pese al empuje y tesón de Pedri, que lleva 72 partidos acumulados en esta temporada.
Tampoco las internadas de Oyarzabal, Rafa Mir, o el descarado juego de Torres, Cucurella, Merino u Olmo. Pero los partidos empiezan con empate a cero. El oro es posible.