La deforestación del Amazonas está por encima de los 550 km² respecto al mes de mayo de hace un año, un fenómeno que ha crecido durante el último mes y desde que Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, llegara al poder, informa Europa Press. Según las imágenes recogidas por un satélite de alerta temprana DETER y el Instituto Brasileño de Investigación Espacial, INPE, durante el quinto mes del presente año se ha registrado una deforestación de 739 km².
Un grupo de expertos atribuye este hecho a que, desde el levantamiento parcial de las protecciones ambientales bajo la Presidencia de Bolsonaro, los madereros ilegales han incrementado su actividad. El nivel de deforestación es más del doble del existente hace dos años: “Si esta curva ascendente continúa, podríamos tener un mal año para la selva amazónica”, ha declarado Claudio Almeida, jefe del programa de monitoreo satelital del INPE. “Dependerá de cuánta vigilancia haya en los próximos dos meses críticos”, señaló.
Activistas medioambientales muestran su preocupación y advierten de que el Gobierno del ultraderechista Bolsonaro, en tan sólo cinco meses, ha desmantelado las agencias de conservación, mostrando su escepticismo sobre la lucha contra el cambio climático y recortando el presupuesto de fiscalización ambiental.
El IBAMA, la agencia de protección ambiental de Brasil, carece de fondos y de autoridad desde que el presidente llegó al poder y la comisión forestal fue trasladada al Ministerio de Agricultura, dirigido por aliados de la industria agrícola del mandatario.
En opinión de Marcio Astrini, coordinador de políticas públicas de Greenpeace Brasil, el Gobierno brasileño es “antiambiental” y presiona para reducir la protección de los bosques, pero no presenta un plan para luchar contra la deforestación. Advierte de que “con Bolsonaro las personas que destruyen los bosques se sienten seguras y quienes protegen los bosques se sienten amenazados”.