En la manifestación en la Plaza de Colón de Madrid contra los indultos, Isabel Díaz Ayuso ha puesto en duda que el rey Felipe VI los firme. “¿El Rey va a firmar esos indultos? Lo van a hacer cómplice”, ha dicho a los medios.
La presidente de la Comunidad madrileña quiere que el Rey incumpla con el papel de que la Constitución le otorga. Es decir, su duda conlleva que dude que el Jefe del Estado cumpla con la ley.
“Lo van a hacer cómplice”, dice Ayuso. ¿Cómplice de qué? De un delito del mismo tamaño que el cometido por los presos del procés. De incumplir la Carta Magna.
Sin duda, Felipe VI cumplirá con su obligación constitucional si llega el caso. Quien duda de su constitucionalismo cae en lo mismo que cayeron quienes siguieron adelante con el procés y la Declaración Unilateral de Independencia.
Cuando todavía no se ha decidido, al menos formalmente, conceder esa medida de gracia, una presidente regional insta al Jefe del Estado a cometer un delito. Qué osada es la ignorancia.
Es decir, además de pulverizar toda posible reconciliación, pretende que el Rey termine por dinamitar cualquier posibilidad de convivencia. Precisamente, aquello que la figura del Rey representa, porque es el Rey de todos, guste o no la monarquía.
Que Santiago Abascal y Vox carguen contra el Ejecutivo es legítimo, por supuesto. Que digan que “la foto que avergüenza a todos los españoles es la del Gobierno de la nación fotografiado gobernando y sostenido en el poder gracias a todos los enemigos de España, del orden constitucional y de las libertades”, también, es su opinión.
Asimismo, que Pablo Casado pida que Pedro Sánchez “no venda la unidad y la soberanía nacional por un puñado de votos” forma parte de su papel. No hace un llamamiento a delinquir.
Interpelar al Jefe del Estado a incumplir la Constitución y el rol que la Carta Magna le otorga es simplemente demagogia. Pero a eso ya estamos acostumbrados de Ayuso.