A partir del 1 de febrero habrá vacunación obligatoria contra el coronavirus en Austria para los mayores de 18 años, convirtiéndose, así, en el primer país de la Unión Europea en imponer una medida similar.
Es el resultado del proyecto que el Gobierno austriaco ha presentado este domingo. El anterior texto contemplaba la vacunación obligatoria para todos los mayores de 14.
Sin embargo, se aumenta la edad a partir de la cual será obligatorio ponerse la vacuna contra el coronavirus. Este cambio era una necesidad para que hubiera un mayor apoyo parlamentario. La medida se votará el próximo jueves.
Una vez que se apruebe, se prevé que se instalen controles en calles y carreteras para comprobar que se cumple con la norma. Se hará comparando con las referencias existentes en el Registro Nacional de Vacunación.
No obstante, hay excepciones. Es el caso de las mujeres embarazadas o personas que no pueden vacunarse por razones médicas. Asimismo, quienes hayan dado positivo dispondrán de un plazo de seis meses una vez que hayan superado la enfermedad.
La primera fase se extiende del 1 de febrero al 15 de marzo. Durante ese periodo no habrá sanciones para quienes no se hayan vacunado. A partir de la segunda fecha citada, las multas podrán ir desde los 600 a los 3.600 euros. Cabe destacar que no se prevén penas de prisión.
Además, si fuera necesaria una tercera fase, se establecerán citas de obligado cumplimiento para vacunarse.
Karl Nehammer, canciller de Austria, ha sido el encargado de presentar el plan. Lo ha hecho junto a Karoline Edtstadler, ministra para la UE, y Wolfgang Mueckstein, titular de Sanidad.
En la presentación del proyecto, Nehammer señaló que confía en poder contar con los votos de la coalición de gobierno. Es decir, Partido Popular y Los Verdes, pero también del Partido Socialdemócrata austriaco y de los liberales de Neos.
Por supuesto, no se espera el apoyo de la formación de ultraderecha Partido de la Libertad de Austria, que sigue en su postura antivacuna.
En casos de pandemias como la actual las vacunas deberían ser obligatorias; frente al libertinaje de la derecha, populista y ladrona, el sentido común debe primar; el individuo no puede ser que esté por encima del bienestar social y de la salud de las personas. Es de sentido común que las necesidades y la existencia de la sociedad en su conjunto prime sobre la libertad individual. Sobre todo en casos como estos en los que la vida de los ciudadanos corre peligro.