Scott Morrison, primer ministro de Australia, ha anunciado que en su territorio no se instalarán los misiles de Estados Unidos, tras conocer la noticia de que desde la Administración estadounidense haya sido manifestada la voluntad de desplegar las armas en la región de Asia-Pacífico.
Ambos países han acordado en Sídney hacer una fuerte oposición al control regional de China, por la gran influencia del gigante asiático.
Mark Esper, secretario de Defensa de Estados Unidos, manifestó la intención de desplegar misiles en la región, lo que ha provocado especulación acerca de una posible colaboración de Australia con la operación, aunque Morrison ha aclarado que no ha recibido ninguna propuesta de ese tipo, añadiendo que, si se produjera, la respuesta sería un no.
Las tensiones que últimamente se están dando entre China y Estados Unidos debido al control de tráfico marítimo en algunas zonas y también por las restricciones comerciales ponen en una situación incómoda a Australia, que se ve enfrentada a su mayor comprador que es China y a su mayor aliado que es EEUU.
Desde el Ejecutivo de China se ha trasladado insatisfacción por el esfuerzo cuyo fin era mejorar las relaciones bilaterales que hace Canberra, a la vez que el país de Oceanía mantiene el temor de que China use la ayuda internacional para hacer más fuerte su control sobre los países del Pacífico que son ricos en recursos.