Argentina: más crecimiento, más pobreza

Habrá recuperación económica pero los asalariados y trabajadores por cuenta propia sufrirán un deterioro en su capacidad económica.
Así lo asegura Diego Corbalán, periodista especializado en temas sociales y director de Voz por vos. La causa de esta paradoja es que, si bien los sectores productivos exportadores y financieros experimentarán una notable mejoría, los asalariados y trabajadores por cuenta propia se verán afectados de manera negativa por una infracción sostenida, el endeudamiento familiar y una recuperación salarial que apenas compensará la subida de precios. El periodista cita a Daniel Arroyo, diputado nacional de Frente Renovador, para quien una inflación descontrolada, condiciones laborales frágiles y niveles de endeudamiento familiar elevados podrían provocar un embudo social en apenas tres meses.
La inflación supera las previsiones del Gobierno argentino, por lo que el diputado ve tres grandes frentes abiertos. “Uno es que siempre los alimentos y medicamentos suben más que la inflación general y las familias pobres y los jubilados son los que más sufren. Lo segundo es que los bolsillos están agotados, ya que, como los costes son muy altos, las familias terminan endeudándose. Y, tercero, es que se está perdiendo empleo, tanto en el sector público como privado. Todo esto configura una situación social realmente complicada. El Gobierno debería reorientar la política porque nos va a meter en un lío social bárbaro”.

La población más vulnerable debe ser la principal preocupación
La preocupación, por tanto, debe centrarse en los sectores más vulnerables. En este sentido, el gobierno argentino dice tener el presupuesto históricamente más alto en materia de ayuda social, mientras que la oposición entiende que es insuficiente que solo se otorguen planes sociales. El vicepresidente del Instituto de Estudios sobre Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterránea, Jorge Vasconcelos, dice que el Gobierno lo que pretende es que la economía se enfríe, forzando al Banco Central a bajar los tipos de interés, pese a lo cual no se bajará la inflación, afectando de manera más severa al segmento de población que vive al día: “El relajamiento de la meta de inflación no es una buena noticia desde el punto de vista de la lucha contra la pobreza. Tener una inflación más alta no es bueno para el 30% de pobres que tiene el país”.
Por su lado, Daniel Artana, economista jefe de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas, se mostró optimista pero con moderación puesto que, piensa, si la economía crece un 3%, el empleo podrá crecer un poco y los salarios por lo menos compensarían la inflación. Según el informe de septiembre de 2017 del Instituto de Estadísticas y censos, en las principales ciudades de argentina la pobreza alcanzó el 28,4% y la indigencia el 6,2%. A su vez, el Instituto para el Desarrollo Social Argentino afirma que 2018 será de pobreza creciente. “La revisión al alza de las metas de inflación es un acto de sinceramiento, pero también de resignación. El ritmo de gradualismo elegido para ordenar las cuentas públicas obliga a tolerar mayor inflación”. La previsión inicial del gobierno era de entre un 8 y un 12% de inflación, pero se ha alcanzado el 15%, lo que implica “aspirar a reducir la inflación en un ritmo mucho más lento”, dice el Instituto, que añade que asumir una mayor inflación también es “ser menos ambicioso en mejorar la situación social”.

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