Alzheimer, ¿una enfermedad contagiosa?

Alzheimer, ¿una enfermedad contagiosa?

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a más de 40 millones de personas en todo el mundo. Algo tan cotidiano como acordarnos de nuestro nombre, de nuestra edad o de nuestra dirección puede convertirse en una tortura para muchas personas. Muchas de ellas con mentes prodigiosas que un día se apagaron olvidando por completo los hechos más usuales de sus vidas. El Alzheimer lo arrebata todo.

Nuestro cerebro va envejeciendo mientras que nuestro cuerpo no, de hecho el Alzheimer no es una forma normal de envejecimiento: es una enfermedad cerebral que causa problemas con la memoria, la forma de pensar o la manera de comportarse.

La causa de este deterioro cognitivo parece encontrase en los depósitos de algunas proteínas que pierden su función natural y tienden a agregarse de forma incontrolada. Esto es lo que se observa en la proteína Tau cuya función es la de la estabilización neuronal pero que en el caso de la enfermedad de Alzheimer está alterada, lo que se traduce en una degeneración neuronal descontrolada.

Uno de los aspectos que ha suscitado recientemente entre los científicos cierta preocupación es el hecho de si la enfermedad de Alzheimer podría ser contagiosa y transmitirse de persona a persona como es el caso de ciertas enfermedades neurodegenerativas causadas por priones. Estudios llevados a cabo por diferentes grupos han puesto de manifiesto que si bien el proceso de agregación de proteínas entre las que se encuentra Tau sería un proceso similar a lo que ocurre con los priones, no existen evidencias de una transmisión directa persona a persona de la enfermedad de Alzheimer.

Quizá la voz de alarma entre los científicos surgió a raíz de considerar a los pacientes que habían recibido un trasplante de duramadre (utilizada en ciertas cirugías neurológicas muy complejas) como personas en riesgo de padecer posteriormente una enfermedad causada por depósitos de proteínas amiloides: de hecho un alto porcentaje de los pacientes intervenidos desarrollaron al cabo de los años una angiopatía amiloide cerebral.

¿Podría ocurrir lo mismo en el caso de la enfermedad de Alzheimer?, ¿una persona con una intervención neurológica invasiva que presente depósitos de proteína Tau o de alguna otra podría ser fuente de contagio para otra persona?

Realmente las posibilidades son muy bajas y los expertos apuntan a que quizá extremando las medidas de esterilización en el instrumental quirúrgico, sería suficiente para que la posible fuente de contaminación quedase anulada.

Sin embargo, algo sobre lo que deberíamos mantener la alerta es que si bien no podemos hablar de una enfermedad contagiosa como tal, sí que tenemos que reconocer el carácter de transmisibilidad de los agregados proteicos que se detectan en los cerebros de las personas que han padecido dicha enfermedad.

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