Dos diplomáticos rusos han sido expulsados por Alemania y declarados personas no gratas en relación al asesinato por encargo de un ciudadano georgiano en Berlín el pasado agosto, ha informado el Ministerio de Exteriores alemán a través de un comunicado.
En él se indica que, ante la falta de cooperación de Rusia, se ha tomado esta medida. En repetidas ocasiones las autoridades germanas pidieron la ayuda de Moscú en la investigación de los hechos. El Gobierno de Alemania sostiene que es “imperativo” que las autoridades rusas colaboren.
La Fiscalía federal germana ha asumido el caso este miércoles al entender que hay “indicios suficientes” que señalan a que el crimen se cometió siguiendo órdenes de agencias estatales de Rusia o de Chechenia.
El pasado 23 de agosto, un ciudadano georgiano de etnia chechena y 40 años de edad, fue abatido a tiros por la espalda y en la cabeza en un aparcamiento del barrio de Moabit. El asesino se acercó a la víctima en bicicleta. Un sospechoso ha sido detenido y podría estar implicado también en el asesinato de un empresario ruso en 2013.
Según el Centro de Observación y Educación de Derechos Humanos de Georgia, la víctima de Berlín habría luchado junto a musulmanes chechenos contra Rusia a principios de los 2000 en la guerra en esa república rusa.
Por su lado, Dimitri Peskov, portavoz del Gobierno ruso, antes de hacerse pública la expulsión de los dos diplomáticos, ha negado cualquier implicación del Kremlin en el crimen. “¿Qué tiene esto que ver con las autoridades rusas? Se trata de suposiciones absolutamente infundadas”, ha afirmado, según la agencia rusa Interfax.
“Este asunto está siendo exaltado en cierta medida por los medios alemanes pero esto no significa que este sea el caso”, ha reiterado, en referencia a que en esta semana el semanario Spiegel había informado de la posible implicación de Moscú en el asesinato.
El Ministerio de Exteriores ruso responderá a las expulsiones, según ha anunciado: “Nos vemos obligados a implementar un conjunto de medidas de respuesta”, apunta a la vez que calificaba de “acto hostil e infundado” la medida adoptada por las autoridades alemanas.