La adicción a los videojuegos, en la lista de enfermedades mentales

La adicción a los videojuegos, en la lista de enfermedades mentales

La adicción a los videojuegos se considera a partir de ahora como un desorden mental ya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluyó en su clasificación de enfermedades.

La OMS publica la undécima versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11). Así, esta clasificación se emplea para notificar las causas de las muertes, pero también es un listado de enfermedades, incluyendo las mentales.

Así, la adicción a los videojuegos pasa a contemplarse oficialmente por parte de la OMS. Se ha incluido en la categoría ‘uso de sustancias o comportamientos adictivos’, junto al trastorno de adicción a los juegos de azar.

De este modo, la organización comienza a reconocer el “uso peligroso de videojuegos” como uno de los factores influyentes en el estado de salud.

Así, lo incluye entre los usos peligrosos de sustancias y en la misma categoría de los juegos de azar. Sin embargo, lo incorpora también como falta de ejercicio físico o los factores que corresponden a los hábitos de alimentación inapropiados.

Esta lista CIE-11 se adoptó inicialmente en la Asamblea Mundial de la Salud de mayo de 2019. Su finalidad era la notificación de la mortalidad y los países miembros empezarían a utilizar la desde 2022. Ya entonces se incluía esta adicción.

Entonces, los países que la aplicaron más pronto, así como traductores y grupos científicos recomendaron que se hicieran nuevas modificaciones. El resultado ha sido el listado que se ha publicado recientemente

La OMS explica en la lista que “la adicción a videojuegos se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente”. Hace referencia, por tanto, a juegos digitales o videojuegos que puede ser en línea (Internet) o fuera de línea”.

Características de la adicción a videojuegos

A su vez, señala tres características de esta adicción. Una de ellas es la falta de control sobre el juego. Esto alude al momento en que se produce, la duración o el contexto.

Otra de esas características es el aumento de la prioridad sobre el resto de actividades vitales. Por último, la intensificación del juego pese a las consecuencias negativas para la persona.

Al tiempo, la organización señala que el patrón de juego compulsivo “puede ser continuo o episódico y recurrente”. Asimismo, puede ser el resultado de situaciones de angustia o deterioro en aspectos como el personal, el social, educativo o el familiar.

La OMS remarca que “el comportamiento de juego y otras características normalmente son evidentes durante un período de al menos doce meses”.

Es el tiempo que debe transcurrir para que “se asigne un diagnóstico”. No obstante, “la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves”.

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