Sindicatos y Gobierno han firmado este miércoles el acuerdo para la segunda fase de la reforma de las pensiones.
En concreto, estamparon su rúbrica José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Unai Sordo, secretario general de CCOO, y Pepe Álvarez, su homólogo de UGT.
Hubo que esperar a que los órganos de dirección de los representantes de los trabajadores la aprobaran, cosa que hicieron por unanimidad.
Según manifestaron los tres, la reforma de las pensiones que sellaron es “histórica” y garantiza la sostenibilidad de las jubilaciones.
Además, refuerza su suficiencia y la equidad del sistema. Asimismo, han replicado y rebatido a la patronal que sostiene que la reforma lastrará la creación de empleo y la competitividad de las empresas.
De este modo, se pone fin a las reformas en el sistema de pensiones abordadas en esta legislatura. Unas reformas comprometidas en el Plan de Recuperación y para la recepción de los fondos europeos.
Sin embargo, no ha contado con el respaldo de la CEOE ni de Cepyme, que consideran que los ingresos del sistema se cargan sobre empresas, autónomos y trabajadores.
En cambio, para Escrivá, esta reforma de las pensiones será una “referencia internacional”.
Cabe recordar que se negoció con la Comisión Europea y cuenta con el aval del Ejecutivo comunitario. A su vez, es uno de los hitos vinculados al cuarto desembolso de los fondos, algo que España aún no ha solicitado.
Así, el ministro señaló en una comparecencia de prensa que la reforma “robustece” el sistema y contempla elementos “muy potentes” de equidad intergeneracional. Al mismo tiempo, elimina “incertidumbres”.
De esta forma, contrasta con los recortes que supuso la reforma de 2013 del Gobierno de Mariano Rajoy. Asegura, a su vez, que la pensión de entrada sea el equivalente al 80% del último salario.
Con los ingresos y los incentivos al retraso de la jubilación, “se neutraliza” el efecto para 2050. Suponía una reducción del gasto en pensiones de un 3% del PIB.