La altura política de Santiago Abascal, presidente de Vox, queda demostrada en el hecho de que no quiere hablar con Pedro Sánchez, jefe del Ejecutivo. Sin duda una postura cercana a la de un niño. Tras la reunión del Comité Técnico sobre el coronavirus, Sánchez se puso en contacto con los líderes de las fuerzas parlamentarias. En cambio, Abascal, no quiso coger el teléfono al presidente.
Sánchez quiso hablar con cada uno de ellos para comunicar que el martes solicitaría al Congreso la aprobación de la prórroga del estado de alarma. En cambio, el líder ultraderechista rechazó mantener esa conversación telefónica.
Según explicó, porque la información que traslada presidente del Gobierno es “escasa y poco creíble”. Es más, en su pataleta, exigió la dimisión de Sánchez y acusó al Ejecutivo de ser “responsables” de las 11.000 muertes causada por el Covid-19.
La formación de extrema derecha emitió un comunicado en el que desgrana diez razones por las que ha declinado hablar con el presidente. Y así lo ha hecho llegar a Moncloa, anticipando que recurrirá ante el Tribunal Constitucional la “ilegalidad” de las condiciones del estado de alarma.
Abasca sostiene que no quiere hablar porque debe hacerse en el Congreso
Desde su punto de vista, el diálogo se debe producir en el marco del Congreso por la excepcionalidad del decreto. Por tanto, Abascal declinaba “por primera vez” ese diálogo telefónico y que la “única comunicación” que espera es “su dimisión”.
A su juicio, Sánchez ha modificado las condiciones de la prórroga para adaptarlo a las exigencias de “los separatistas y la extrema izquierda”. En ese sentido, acusó al Gobierno de que “trata de aliados” a los secesionistas catalanes, cuando lo que tendría que hacer es “detenerlos y ponerlos a disposición judicial”.
Además, denuncia en el texto que el Ejecutivo mantiene en sus cargos a personas “que han demostrado su negligencia absoluta” a la hora de gestionar la crisis. Insistió en que son “responsables” de los fallecimientos por la epidemia.
Más allá, acusa al Gobierno de “amenazar la salud, la vida y el bienestar económico” de los españoles. Abascal dice que “lo hace tratando de silenciar y demonizar a la oposición, amordazando al Congreso y comprando a los medios de comunicación”.
Finalmente, solicita al jefe del Ejecutivo que antes de dimitir apruebe el pago de las nóminas de todo aquel que no puede trabajar. También, una media de sus ingresos a los autónomos.
En su línea populista e insolidaria, el líder ultraderechista urge a hacerlo. “Esta medida es urgente y nos haría ganar tiempo y vidas en la lucha contra el virus de Wuhan y contra la ruina a la que la gestión actual nos encamina”, concluye.
Quien no debería querer hablar con Abascal es Sánchez. Es muy difícil entenderse entre lenguajes tan diferentes, es decir, la palabra hablada y el rebuzno.
El problema no es q no quiera hablar con el Presidente Sanchez, el problema es q no quiere hablar de los problemas de los españoles.